Mi prima Roselita llegó a casa antes del teatro
Fecha: 08/04/2025,
Categorías:
Incesto
Autor: Palaner, Fuente: CuentoRelatos
... Estás viendo que aquí no hay luz y se te ocurre obstruir el camino.
-AY ya enojón, lo bueno es que no me lastimé, si no te acusaría con mi tía.
Fue en ese momento de gloria que me percaté de la perfección del cuerpo natural de Roselita.
Así es, los genes de mi prima estaban totalmente en armonía.
Sostuve por un momento su cadera para levantarla y deslicé mi mano por su vientre, ufff, vientre plano natural.
Aún con la remera pude sentir toda esa escultura compacta que apenas cabía en sus 1.55 metros de altura.
Caminamos tomados de la mano hacia los asientos, porque le puto teatro no tenía ni una luz encendida.
Para nuestra sorpresa, habíamos llegado antes a la función y por lo tanto el teatro todavía no estaba completamente encendido.
Empezada la obra, bastante aburrida, Roselita se durmió en mi hombro.
Me di cuenta porque Roselita quizo acomodarse y levantó el reposa brazos para quedar en mi regazo.
Yo no entendía si estaba cansada del viaje, o solamente es que la obra estaba realmente aburrida.
Éramos dos almas en Gayola, todas las demás personas estaban a un par de zonas adelante de nosotros.
Creo que nadie se había percatado de nosotros hasta arriba.
Roselita puso su tierna cara entre mis piernas, y yo hice lo inevitable...
Acaricié su melena rizada.
Misma melena que me recordó la primera vez que me hicieron una mamada.
Una mina que también tenía el cabello rizado como Roselita, yo recuerdo que metía mis dedos para empujar ...
... su cabeza mientras mi pene llegaba al fondo de su garganta.
Por lo tanto tener mis dedos entre los cabellos de Roselita ocasionó que mi pene se endureciera poco a poco al visualizar ese recuerdo.
Parecía que Roselita lo sentía porque mientras más duro, más se movía, como si supiera que tenía mi pene en sus mejillas.
Puse mi mano en su cadera y descubrí que la remera se le había levantado un poco, y puse mis manos en su vientre.
Los vientres planos son una debilidad que tengo.
Cuando Roselita sintió mi mano ahí, dibujó una sonrisa en su rostro.
No lo pude evitar, comencé a acariciar su vientre y ella se puso boca arriba.
Podía sentir su ombligo.
Y mi mano sólo quería deslizarse por toda la planez de su vientre perfectamente tallado como si fuera mármol.
No pude evitar deslizar mis dedos por dentro del elástico del pantalón de algodón.
Pude sentir los vellos del vientre de Roselita, y no podía adivinar si traía depilado brasileño o toda la Amazonia cubriendo su vagina.
Roselita no decía nada.
Sólo sonreía como cuando uno ve a una bebé durmiendo.
Comencé a deslizar mi mano sobre su vientre y realicé mi siguiente descubrimiento.
Roselita no traía sostén.
Sus tetas eran firmes, como dos pelotas de beisbol casi perfectamente redondas.
Rosé la base de sus senos y vi cómo Roselita se mordía los labios.
Mi pene levantaba la cabeza de Roselita.
Vi cómo ella sonrió más y puso su mano como si fuera almohada atrás de su melena, justo ...