Visitando a mi amigo [H31]
Fecha: 23/04/2025,
Categorías:
Sexo con Maduras
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... un hombre adulto, y en su cama, me prendió aún más. Mis manos trataron de buscar sus ropas para quitárselas. Con bastante dificultad logré quitarle el cachetero, y eso pareció activar un nuevo nivel en la calentura de aquella hembra. Ella se giró un poco, para alinear su coño con mi pelvis, y tomando la base de mi pene, acercó la punta a su coño, que noté muy húmedo. Mientras, yo me incorporé para besarla apasionadamente. Luego de darme a probar su coño, me alejó, y yo, totalmente poseído, apenas pude decirle “Quiero”.
Hirviendo de lujuria nos paramos y fuimos al cuarto de mi amigo, para tratar de continuar con nuestros asuntos, y aprovechando el hecho de que él tiene el sueño un poco pesado. Aproveché el breve camino para terminar de desnudarla y admirar su cuerpo, ahora casi completamente entregado a mi, ese mismo cuerpo con el que tanto había fantaseado desde la primera vez que la vi. Apenas entramos al cuarto ella se arrodilló frente a mí, para engullir completamente mi verga caliente. Noté un movimiento al fondo del cuarto, era mi amigo que parecía haberse girado y cubierto con una manta delgada. Su madre, en tanto, sacó mi verga de su boca para empezar a masturbarla mientras lamía mis testículos. Sentía su lengua caliente, que los empapaba, y el contraste de su saliva más fría, que resbalaba de entre mis piernas, mojándolas incluso. Al volver a mirar, noté cierto movimiento familiar, era mi amigo, masturbándose con la escena que tenía justo enfrente de él. Pensar en ...
... ello me calentó más, y decidí ser un alma caritativa, así que nos giré un poco para que pudiera observar claramente cómo su madre devoraba mi verga.
Ella regresó a mi pene, y después de succionarlo, empezó a mamar con más intensidad, metiéndolo y sacándolo de su boca, follándose con esa verga juvenil, caliente y deseosa. No pude evitar entregarme al placer de esa mujer y me dejé llevar por el placer que me hacía sentir. Arqueé mi cuerpo hacia atrás y ella entendió la señal, mamando con más fuerza. Un breve gemido le anticipó y me descargué completamente en su boca. Ella dejó sólo mi punta dentro de su boca y a cada estertor succionaba un poco más, asegurándose de vaciar completamente mis testículos dentro de sus fauces. Oí otro breve gemido, y el bulto en el que se había convertido mi amigo yacía inmóvil, señal inequívoca de que él también había eyaculado. Seguro que en su imaginación también había logrado llenar esa boca experta con su propio semen.
Después de unos instantes, ella continuó succionando la punta de mi pene para hacerme recuperar la erección. En cuanto mi carne se encontraba nuevamente lista, me tomó de la mano y me dirigió a la planta baja, por un poco más de privacidad. La senté sobre el sofá y ella abrió sus piernas para descubrir su vulva ante mí, e improvisar un misionero en aquel lugar. Cuando mi verga se deslizó dentro de su cuerpo entendí por qué me había conducido hasta allá, y es que quería gemir a gusto. Me encantó oírla gemir, así que empecé a ...