1. Princesa pelos de elote


    Fecha: 24/04/2025, Categorías: Infidelidad Autor: Tita, Fuente: CuentoRelatos

    Éste es un ejercicio literario que hice hace años, contra mi voluntad. Cuento cómo mi marido desvirgó a mi prima, según la versión de ella quien, borracha, me lo contó.
    
    En mi relato pasado, “Vacaciones en Oaxtepec” salió mi prima Chavela a colación. Entre los comentarios, Mar me asaeteó asegurando que Saúl, mi marido, sí se cogió a mi prima Chavela, y también a mi hermana. Y me retaba a que hablara con mi prima para que me contara cómo fue la primera noche que tuvo con mi esposo.
    
    La verdad, hace muchos años que Chavela y yo tuvimos esa plática, y también ese día me contó que mi hermana sí se tiró a mi esposo, cosa que yo ya sabía. Aquí sólo describiré lo que pasó con Chavela, incluso lo grabé. Lo de mi hermana, prefiero dejarlo pendiente para otra ocasión, ya que lo escribí cuando ella misma me lo confesó pues, según dijo, estaba arrepentida de haberlo hecho sin mi consentimiento, aunque en ese momento Saúl y yo nos andábamos divorciando y no vivíamos juntos.
    
    Yo tendría más de 35 años. Saúl y yo ya estábamos en buenos términos, y yo tenía a mis amantes sin que mi cornudo consentidor riñera conmigo por eso y mi prima Chavela sabía de esta situación, además de otras pocas personas. Nuestra plática ocurrió en casa, después que varios familiares se habían retirado de una reunión que hicimos para celebrar el cumpleaños 36 de Saúl. A mi prima se le habían pasado las copas y estaba coqueteándole a mi marido casi enfrente de mí, “Quiero darte un abrazo de feliz cumpleaños y ...
    ... ser mamá” le decía. Yo me enfurecí, pero no dije nada. Saúl, quien cuando toma se pone somnoliento, se fue a dormir despidiéndose de Chavela con un beso “Otro día me felicitas, pero con condón”, le dijo. Chavela se quedó llorando y gritando “¡Quiero ser mamá!”, y vació de un trago el caballito de Tequila.
    
    –Ven a tomar conmigo, Tita, hablemos de mujer a mujer –me dijo y sirvió un trago para mí también.
    
    Yo me senté, pues quería saber los detalles de ese capricho de querer ser madre y, además, ¡usando a mi marido de semental! “Hablemos pues, pero vámonos al sofá cama del estudio para dejar dormir a mis hijos y a Saúl”, le sugerí. Nos paramos, ella además de su vaso, tomó la botella. Le llevé una bata para que durmiera cómoda y yo también me puse una. Colocamos la botella y los vasos en el mueble que servía de buró. Mientras ella fue al baño para orinar y ponerse la bata, puse un casete nuevo, de 45 minutos por cara, en la grabadora y dirigí los micrófonos hacia donde ella estaría sentada. Regresó pronto.
    
    –¡Salud, por tu viejo tan rico! –dijo y se tomó un trago.
    
    –¿Por qué dices que Saúl está rico? ¿Ya te lo tiraste? –le pregunté.
    
    –¡Uuuh, varias veces!, y no sólo yo, coge riquísimo, dicen todas las que sé –confesó sin más trabas que las de su dicción de ebria.
    
    –¿A quiénes más se ha cogido Saúl? –pregunté entre curiosa y asustada.
    
    –Entre otras, a mi hermana Dinorah, a tu hermana Paca y a mi tía Eli. Todas pudimos consolarlo mientras tú lo despreciabas –hizo el ...
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