Princesa pelos de elote
Fecha: 24/04/2025,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Tita, Fuente: CuentoRelatos
... ademán de fornicar, cuando pronunció “consolarlo”– y andabas cogiendo con otros. Todas fuimos a verlo al departamento donde él vivía. Solas, no creas que en grupo–. Yo quería que me embarazara, lo mismo que tu hermana Paca (la menor), pero él, todo un caballero, nunca eyaculó dentro de nosotras.
–Sí, al parecer él no es de los que anda regando hijos con cualquiera, como nuestros parientes –señalé recordando varios primos que nos fueron saliendo con el tiempo.
–Y también varios primos no son de los esposos de las tías… ¡Mírame, en pocos años llegaré a los 30 y no tengo algún hijo!, lo mismo tu hermana Paca. ¡Déjame dormir con él esta noche! –suplicó.
–Ya veremos, pero primero cuéntame como empezó todo entre ustedes –dije y le volví a llenar el vaso de Tequila.
–Fue hace diez años, cuando tú te fuiste de tu casa llevándote sólo a tu hija. Yo me presté a quedarme con él para cuidar al niño. Saúl se resistió, pero yo no hice caso. Le preparé el biberón a tu hijo, se lo di y me acosté en la cama matrimonial. Tu marido insistió en venirse a dormir al estudio, pero yo le dije que se quedara a dormir allí, por si el niño despertaba y no me reconocía.
–Ya sé, te encueraste y se le antojaron tus nalgas… –dije en tono de molestia.
–¡Qué poco conoces a tu marido! Él se acostó sobre las cobijas, pero más tarde hizo frío. Le metí la mano bajo la manga del pijama y lo sentí helado. Le dije “Estás muy frio, métete bajo las cobijas para que te calientes” y lo hizo. Yo le ...
... empecé a friccionar el cuerpo para que se calentara, dándole caricias en el pecho y el abdomen, fui cada vez más abajo y él se calentó muy bien. “Yo también ya tengo la piel chinita”, le dije tomando su mano y la puse sobre mis brazos. Yo estaba así porque me sentía muy arrecha acariciándolo. “La que necesita calor eres tú”, me dijo y comenzó a hacer lo mismo que yo. Al rato nos quitamos los pijamas y nos abrazamos y besamos como dos enamorados, pero él no hizo intentos de penetrarme.
–¿Entonces ese día no pasó nada? –pregunté, sabiendo que Saúl no toma nada si no se lo dan.
–¡Claro que pasó!, la noche es larga… –dijo y tomó otro trago a su vaso; yo, que también ya estaba algo borracha, hacía como que tomaba del mío, pero a ella le mantenía el vaso lleno– Acaricié los vellos de su panza y bajé por esa selva hasta llegar a su miembro semierecto. Le acaricié los testículos y me maravillé, nunca había tenido unos en mis manos, sólo acaricié vergas paradas de mis novios. “¿Así los tienen todos?, yo creía que estaban separados”, le dije. “Todos tenemos ambos dentro de esa bolsa que se llama escroto”, dijo, y se puso a lamer mis pezones. Lo besé y le pedí que me penetrara, “Hazlo despacio, porque aún soy virgen”.
–¡Y muy obediente, te la metió! –dije furibunda.
–No te enojes, que.. querías saber co… cómo em… empezó –dijo comenzando a dormirse.
Le quité el vaso y la ayudé a acostarse bien. “Lo malo es que al día siguiente tuve que lavar la sábana y el protector, quedaron ...