La historia de Claudia (17)
Fecha: 03/11/2018,
Categorías:
Erotismo y Amor
Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos
... hundida en la concha de Julia, moviéndola entre los ríos de flujo que no cesaban de brotar. Apresó el clítoris erecto y duro entre sus dientes y entonces la secuestradora gritó:
-¡¡¡Cogeme, grandísima puta!!! ¡¡¡Cogeme yaaaaaaaaaaaaaa!!!...
Ante la orden Claudia se enderezó, se limpió los labios con el dorso de una mano, tragó los abundantes flujos que había en el interior de su boca y hundió el dildo en esa concha hambrienta para después empezar a mover rítmicamente las caderas.
Leticia entonces, con las mejillas rojas y calientes, se arrodilló frente a ella por sobre Julia, con las piernas a los lados del cuerpo de su amiga y le entregó a Claudia el vibrador que había elegido para que la cogiera.
La sumisa lo tomó mecánicamente y sabiendo lo que la rubia quería lo dirigió hacia su concha mientras Leticia se entreabría los labios genitales. El aparato, accionado por Claudia a máxima velocidad, entró velozmente.
-¡Movelo! ¡Movelo! –exigió Leticia llevando sus manos a las tetas de Claudia, que con los pezones erectos se balanceaban tentadoramente al ritmo que imponían las caderas en sus embates.
Los gemidos y jadeos de las tres se entremezclaban en un coro orquestado por la excitación extrema que las abrasaba, hasta que con diferencias de escasos segundos acabaron entre gritos y convulsiones derrumbándose una sobre otra con sus cuerpos bañados en sudor caliente.
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En el otro dormitorio, Laura también había sido usada a ...
... fondo.
Nelly, al verla con el arnés, dijo:
-Mirala, Rosario, así pelada y delgadita como es, ¿no parece un chico?... ¡Qué morbo me da!...
--Sí. –coincidió la otra. –Claro que parece un varoncito... y muy lindo... ¡Muy lindo!...
-Ya lo creo que sí, y decime, Rosario, ¿no querés que este lindo varoncito te coja?
-¡Claro que sí!
-Me va a coger a mí también y después nosotras lo cogemos a él. Fiesta completa, jejeje...
La cachorra las escuchaba conmocionada emocionalmente. Hablaban de ella como si fuera un chico de verdad y ella no lo era. Era lesbiana, le gustaban las mujeres pero era una mujer, no un varón. No era suyo ese pene que le surgía de entre las piernas, era un artificio y sin embargo para esas dos mujeres pervertidas ella era un chico. Tuvo ganas de gritar pero se contuvo, sabiendo que si lo hacía iban a castigarla severamente.
Algo de la que sentía debió reflejársele en la expresión, porque de pronto Nelly la tomó de un brazo y mirándola con una sonrisa burlona le dijo:
-¿Qué pasa, bebé? ¿te molesta que te tomemos por un chico?
Laura sintió miedo y no supo qué decir. Entonces la mujerona la sacudió y su voz sonó dura:
-Oíme bien, rico –y acentuó esta palabra. –Si se nos antoja que sos un varoncito, lo sos. ¿oíste? Vos sos lo que a nosotras se nos ocurra que seas, te guste o no. ¡¿Oíste?!
La cachorra sintió que estaba a punto de ponerse a llorar, de rabia, impotencia y temor, pero al fin pudo decir en voz muy baja:
-Sí... sí, señora ...