Ilustraciones
Fecha: 09/05/2025,
Categorías:
Erotismo y Amor
Autor: Havelass, Fuente: CuentoRelatos
... me cansaré de tus mamadas", pienso. La boca de Laura. Los labios de Laura. La polla, dentro, fuera, dentro fuera, dentro fuera dentro fuera... "Oohh", y mi corrida, el semen que Laura se traga. "Hoy has echado poco semen", comenta Laura; "Es que me hice una paja hace cosa de una hora"; `Ah, ya". Después, desnudos en la cama, hablamos sobre las nuevas ideas de Laura. Parece mentira, una mujer con cincuenta y cuatro años, la de ideas... Dos horas más tarde, clarificadas las ideas, Laura vuelve a mamarme la polla, esta vez con el propósito de ponérmela bien dura para subirse ella y montarme. Dura está y puede montar. Se sube a horcajadas sobre mí. Yo la agarro por la cintura: su carne blanda me excita. Ella toma mi polla y se la mete en el coño. "Hu, hu, hu", gime a cada saltito sobre mi cuerpo; "hu, ah, uff, hu, hu", ya está casi a punto de tener su orgasmo, así que alzo la cabeza y beso y muerdo sus grandes y caídas tetas, que se pegan a mi cara, me abofetean. "¡Hu, aahh!", Laura llegó; "¡Joder, Laura, qué bien follas!", yo también.
"Qué bien me he quedado"; "Gracias, Laura".
Es de noche. He acabado de trabajar. Se ha encendido una luz en la oficina. Han entrado, la miss, miss oficinista, y un tipo maduro con traje y corbata. Hablan. El saca una cartera de un bolsillo interior de la ...
... chaqueta del traje, a la altura de su pecho. La abre. Coge unos billetes y se los entrega a ella. Ella le mira. Le da un ligero beso en la cara. Él la abraza, poniéndola las dos manos en las nalgas. Ella lo aparta con suavidad y le dice algo. Él asiente. Ella se sube el vestido que lleva puesto hasta la altura del ombligo. Él se desabrocha el pantalón y se saca la polla. Ella acomoda su culo lo mejor que puede sobre la mesa escritorio y abre las piernas. Él se mete entre las piernas de ella y arremete con su cuerpo hacia delante. Luego todo es lo mismo. Él embiste y ella, con la cabeza vuelta hacia el techo, recibe; él embiste, ella recibe, él embiste, ella recibe. En un segundo, la cosa parece cambiar: él parece que cae sobre ella rendido y ella cierra las piernas detrás del culo de él con fuerza, como atrayéndolo. Un segundo. Dos segundos. Tres. Entonces, se separan.
Me voy a acostar; es tarde. Nada hay ya que hacer sino dejar a los sueños un lugar. No me dormiré sin haber sabido que el amor tiene un precio. Siempre. Hasta el amor romántico lo tiene. Díganmelo a mí. Eficazmente prostituido por haberme enamorado perdidamente de una niña de dieciocho años, de Laurita, a la que amé, embaracé y, después, perdí. Fue mala idea por parte de Laurita lo de decir a su madre que yo era ilustrador.