1. En cueros con mi senpai


    Fecha: 12/05/2025, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: elzorro, Fuente: CuentoRelatos

    ... directora.
    
    El castigo no fue suave. Aquella mujer pegaba con fuerza dejando marcas en el trasero de su empleado.
    
    Había algo hechizante en el correctivo que me hacía mirar con una mezcla de temor a lo que me esperaba y excitación por la escena al desnudo.
    
    Finalmente, Takada san se reincorporó y se pudo frotar las posaderas.
    
    Mi jefa me miró y repitió el gesto palmeando sus muslos e invitándome a tumbarme sobre ellos. Me acerqué a ella indecisa y aguardé un instante de pie, tratando de contener los nervios. Luego, de repente, agarró mi muñeca y tiró de mí. Caí torpemente sobre sus rodillas, apoyando una mano en el suelo para no perder el equilibrio. Suspiré con alivio cuando quedé en posición, me relaje demasiado deprisa y se me escapó un pedete. El rubor tiñó de rojo mi rostro, no sabía dónde meterme. Esperé un comentario burlón, una reprimenda. En su lugar recibí un azote del cepillo sobre mi pandero. Y luego otro y otro. Pronto mis nalgas comenzaron a danzar mientras cambiaban de color. Por suerte, al ...
    ... igual que con mi compañero, el correctivo fue intenso pero breve. Dejé escapar alguna lágrima mientras me ponía de pie y masajeaba mis glúteos.
    
    - Hoy os quedaréis un par de horas más acabando el trabajo.
    
    ****
    
    Por la tarde la oficina se hallaba casi en silencio y en semi-oscuridad. La única luz que delataba actividad provenía de la sala dónde trabajábamos. Faltaban 20 minutos y ya casi habíamos acabado.
    
    - ¿Qué tal estás? - me preguntó mi senpai
    
    - Me escuece el culo... pero supongo que a ti te ocurrirá lo mismo. - respondí con franqueza.
    
    Un minuto después hablé de nuevo.
    
    - ¿Te apetece hacer algo? - pregunté.
    
    - Algo cómo qué... enrollarnos?
    
    - Sí, por ejemplo eso. - dije acercándome a él y tocándole el brazo.
    
    - ¡Desnúdate! - me dijo.
    
    Obedecí.
    
    El también se quitó la ropa.
    
    La visión de su pene, erecto y grande, llenó de cosquillas mi bajo vientre.
    
    Le di la espalda, apoyé mis manos contra la pared e inclinándome puse mi culo colorado en pompa.
    
    La penetración me hizo gritar de placer. 
«12»