Llevame lejos
Fecha: 26/05/2025,
Categorías:
Hetero
Autor: erogeno, Fuente: CuentoRelatos
... vengarme y sentir lo mismo que siente él cuando se coge a esas putitas
Me río de la situación, buscando una risa del otro lado, pero no la hay, había seriedad en la propuesta. Admito que en mi cabeza esa situación se cruzó y entre mis piernas ya estaba todo duro pensando en cómo podía ser algo así. Ella sigue contándome lo que quiere, nerviosa pero decidida. Con los ojos un poco rojos de haber llorado tanto, pero con su pecho moviéndose y alcanzando a ver sus pezones marcados en su franela de Mickey Mouse.
- Si, voy a hablar con mi marido cuando llegue a casa, pero va a ser en las mismas condiciones: voy a llegar toda cogida
Para ese momento mi verga está completamente dura y se podía ver bajo mi pantalón. Miré para todos lados y claro, un sábado a las 9AM no hay mucha gente caminando, por lo que decidí darle esa venganza que tanto quería.
Comencé a besarla como ella quería, con intensidad y ganas, como recién levantados. Curiosamente esa sensación nos empezó a hacer sentir como una pareja que se conocía de toda la vida, aun siendo dos promiscuos teniendo sexo de venganza en un auto.
Su mano izquierda agarro la mía y me la acerco a su short de piyama, adonde pude sentir el calor de una tanga delicada y completamente mojada. En ese momento sentí explotar de ganas mi verga, que ella estaba empezando a acariciar mientras me besaba y gemía. Moría de ganas de chupársela, de sentir el sabor de su calentura en todos los sentidos, pero no me dejo porque en un ...
... movimiento rápido y brutal se puso encima mío, se corrió a un costado el short y su tanga, me miro a los ojos y me dijo:
- Llevame bien lejos
Casi acabo al escuchar algo tan brutal, pero me deje llevar y deje que se deslice suavemente por mi verga caliente, lubricada por completo por ese torrente de calentura que brotaba de sus piernas. Soltó un gemido al enterrarse, luego empezó a moverse. Con su culo a veces tocaba la bocina y yo tenía mi pantalón en los tobillos, con mis huevos apretados por la incomodidad del asiento, pero ella era flaca y no medía más de 1.55, por lo que pudimos hacerlo funcionar acomodando el asiento.
Se movía y me besaba dejando caer saliva, y mi cabeza volaba a mil de calentura, al sentir sus pechos en mi boca. Era un sexo salvaje sin conocernos, un polvo brutalmente deshonesto, pero demasiado tentador. No había lugar para la incomodidad física ni emocional, solo para la lujuria.
- Se siente demasiado bien ser infiel – me decía al oído. No sabía cómo tomar eso por lo que me dedicaba a hacer sentir aún más deseada y la agarraba de la cintura para moverla más rápido. En ese momento siento como sus piernas tiemblan y con un gritito delicioso siento que tiene un orgasmo que la deja temblando, pero no paraba de moverse y eso me calentaba aún más. Veía gente a lo lejos, pero lo único que me importaba era cogerme a esta diosa que se dejó llevar por tanta calentura. En ese momento siento otra vez como se empapa en otro orgasmo y luego en otro. Pocas cosas ...