La japonesa
Fecha: 31/05/2025,
Categorías:
Lesbianas
Autor: Ivanvorpatril, Fuente: CuentoRelatos
Yo estudio filología y ella hace un curso de español en mi facultad. Akiko, que significa: brilla con luz propia, es japonesa, menudita, exótica y muy guapa. Se paseaba por el campus como si nunca hubiera roto un plato.
Como era muy tímida y respetuosa, supongo que producto típico de su cultura, parecía que así era. Todo era apariencia, yo me moría de ganas de descubrir sus secretos.
En la clase de literatura que compartíamos empecé a sentarme a su lado hasta que por fin pude entablar conversación con ella. Pronto intimamos lo suficiente como para tomar café juntas y contarnos algunas cosas. Lo típico, compartir detalles no muy íntimos de nuestras vidas.
Ella era de un suburbio acomodado de Nagasaki al sur del país. Incluso vivía en una casa y no en diminuto apartamento. Me llegó a confesar que era algo friki y que había dejado algunos cosplays colgados en el armario de su habitación. Luego terminaría admitiendo que eran muchos disfraces.
Aquí estaba de pensión con un matrimonio mayor que alquilaba un par de habitaciones y con quien no se divertía mucho. Así que la animé a salir conmigo. Aceptó de inmediato. Creo que Akiko también estaba interesada en un conocimiento más profundo de mi persona.
Le enseñé la ciudad y fuimos cogiendo mas confianza, salidas de compras y algunas nocturnas con mis amigos. No es que fuera el alma de la fiesta pues seguía con su respetuosa forma de comportarse, pero participaba de todas formas y a todos mis amigos les caía ...
... bien.
Con quien parecía estar mas a gusto era conmigo, lo que a mi me parecía genial. Pues ella me gustaba y mucho, me calentaba con ella. Su cuerpo menudo y fino sus tetitas pequeñas y duras, sus caderas estrechas, sus largas y torneadas piernas. Su precioso rostro con sus ojitos rasgados, la poca nariz, sus finos labios que me moría de ganas de besar, la melenita lisa del color del ala de un cuervo.
Yo le sacaba casi una cabeza, soy delegada, pero a su lado casi parecía voluptuosa. Mis caderas son más anchas y mis tetas mas grandes. Mi melena rubia llegaba a taparme los pezones si la ponía por delante de mí pecho. Llevo el vello del pubis completamente depilado.
Imaginarla desnuda, o vestida de Sailor Moon, o de cualquiera de los disfraces que me había descrito, conmigo en mi cama, me daba material para hacerme más de un dedo.
No sabia como entrarle hasta que ella solita se echo en mis brazos. Akiko había estado en mi casa e incluso le había presentado a mis padres. Así que era normal que ella me invitara a su habitación. Desde luego le había pedido permiso a sus caseros. Siempre tan respetuosa.
Estábamos en su habitación en casa de los simpáticos vejetes. Nos habían dejado solas. Su sonrisa enigmática, sus ojos trasgos. Quise decir rasgados, pero al revisar el texto y encontrarme con esa palabra que el traductor había puesto por mí descubrí que era incluso más adecuada. Los ojos de un trasgo, de un hada, de un duendecillo travieso, mirándome con dulzura.
Akiko ...