Anulación matrimonial
Fecha: 08/06/2025,
Categorías:
Erotismo y Amor
Autor: Havelass, Fuente: CuentoRelatos
"Ay, sí, sí, cariño, así", suspiraba Gema bajo el cuerpo de Damián, penetrada por la polla de este. "Mmm, sí-sí, sigue, sigue", murmuraba Gema con voz suplicante porque su orgasmo iba a llegar de un momento a otro y debía apremiar a Damián, que ya se había corrido, para que continuara follándola. "Oh, no, no te pares, cariño", dijo con decepción Gema todavía con la polla de Damián en el coño; "Lo siento, amor, no puedo más", dijo Damián mientras salía del cuerpo de Gema; después cayó derrengado bocarriba sobre el colchón junto a Gema. Ambos se quedaron en silencio, respirando agitadamente, durante varios minutos. Luego habló Damián: "No te ha gustado"; "A ver, sí, cariño, pero no me he corrido"; "No siempre puedes..."; "¿Y tú sí, tú siempre puedes?"; "Es que, amor, lo de los hombres es distinto"; "Distinto, distinto", repitió Gema despectivamente, "voy a tener que pedir la anulación de nuestro matrimonio si esto sigo así", dijo Gema; "Supongo que bromeas", dijo Damián, desconfiado; "Sí, cariño, bromeo", río Gema, "sabes que te quiero un montón"; "Y yo a ti".
¿Cómo no iba a querer Damián a Gema?: una mujer tal que Gema es poco común. Tenía Gema un cuerpo carnoso y sonrosado con unas medidas excepcionales. Tener cerca a Gema era igual a tener una erección. Los pies pequeños, las piernas bien torneadas culminadas por muslos confortables, las caderas anchas, el pubis oscurecido, la cintura fina, las tetas grandes, los pezones desafiantes, el cuello delgado y suave, los ...
... hombros muy femeninos, el rostro ovalado y bello, el cabello azabache, todo, todo en su fisonomía era deseable. ¿Cómo no iba Damián a temer el día que se quedase sin tamaño entretenimiento? Damián volvía siempre a casa con la ilusión por encontrar a Gema desnuda dormitando en la cama por la mañana temprano; él, entonces, se quitaba el uniforme de guarda que olía a noche y a detritus, destapada a Gema y, apenas había acariciado su coño unos instantes, se subía sobre ella, le abría los muslos y la follaba: "Ay, sí, sí, cariño, así".
Sin embargo, aunque él nunca lo admitiría, ni ahora ni en un futuro, Gema era demasiada mujer para Damián. Sí, Damián era un hombre alto, fornido, corpulento, muy macho, de bonitos ojos azules y cara bien dibujada, pero... le faltaba algo importante para sujetar a una mujer a su lado: la ternura. Damián era impulsivo, iba a lo suyo y creía que eso era lo correcto y que eso era lo que una mujer necesitaba. No. Damián, no. ¡O sí!, pero ¿cuánto tiempo iba a estar una mujer soportando a un hombre que no le proporcionaba orgasmos, procurándoselos ella misma en la íntima soledad de su salita de estar cuando veía pelis porno mientras su marido trabajaba, como era el caso de Gema? ¿Cuánto tiempo, Damián?
"Señora, le estoy ofreciendo un descuento en la factura de la luz nunca visto, permítame entrar y se lo explico con detalle", dijo el comercial a Gema frente a la puerta semiabierta de su domicilio. Gema, a esa hora se la tarde; sola en casa, pues Damián ...