Anulación matrimonial
Fecha: 08/06/2025,
Categorías:
Erotismo y Amor
Autor: Havelass, Fuente: CuentoRelatos
... había sido reclamado para un servicio especial en el Palacio de Congresos. Las seis de la tarde. El sol alumbrando su salón débilmente y Gema, cubierta únicamente por una batita de andar por casa atendiendo solícita a un comercial que olía a plaza y a súper. Tan cerca uno del otro junto a la mesa camilla; a tan pocos centímetros de distancia sus rostros: el cabello largo de él rozándose con el de ella, los dientes blanquísimos de él fotografiados por los ojos de ella, y el beso lánguido el primero, apasionados los siguientes, y el paquete que crece y que ella libera, y la batita que cae y se pliega en los finos tobillos... Efusiva esta carnalidad de dos cuerpos que se entremezclan hasta que se forma el ángulo recto cuya base es ella tumbada de espaldas sobre la mesa camilla con las piernas flexionadas mostrando el ahuecado centro que él se ocupa de taponar, emotiva su sensualidad. "Ay, sí, sí, cariño, así". Y no es a Damián a quien Gema anima, es a un joven que ya se ha preocupado de que la amante de la que está a punto de disfrutar también disfrutará, y para ello, antes de que ella se abriera de piernas, él ha estado arrodillado, con su boca pegada al coño de ella, sorbiendo los jugos manjares, libando con su lengua el dulce néctar que mana de las entrañas de Gema que ahora grita exultante: "Sí, sí, siiiií", cuando se corre. "Oh, oh, uff, tía, tía, qué buena estás, tía, uff, uff, oohh". Se ha corrido después el comercial, alucinado por la suerte que ha tenido, y hubo más: ...
... no sólo de pan vive el hombre.
Cuando Damián llegó a su casa, se encontró a Gema desnuda y despatarrada en el sofá de la salita de estar, iluminada por una lamparita de noche situada en una cómoda cercana. Era la una de la madrugada. El servicio especial de Damián le había permitido volver a su hogar, no con los primeros rayos de sol, como habitualmente, sino con la luna llena brillando a través de los cristales, con una noche entera por delante. "Gema, estás despierta", dijo Damián; "Mmmm, sí, cariño", dijo Gema con los ojos cerrados, excitando sus genitales con dos dedos. El sofá colmado de voluptuosidad, de curvas y pliegues, de cuero joven y caliente. "¿Qué haces, Gema?", preguntó desconcertado Damián; "Tú qué crees, cariño, me masturbo", dijo Gema distantemente; "¿No prefieres que te folle, no tienes bastante conmigo?"; "Cómeme el coño, cariño, por favor", pidió Gema. Damián se acercó hasta el sofá, se sentó a los pies de Gema, e inclinando el torso metió la cabeza entre los muslos. Gema rio. Damián, perplejo, chupó un poco el chocho de Gema, luego se irguió y, de rodillas sobre un cojín, se desabrochó el pantalón y se sacó la polla muy empalmada. "Espera, cariño", dijo Gema, "espera, voy a abrir la cristalera de la terraza, huele a tabaco"; "Es verdad, y ni tú ni yo fumamos"; "Cierto, quiero..., no sé, llevarme un recuerdo..., no sé, ven, Damián, ven conmigo, saldremos a la terraza, ven..., si, aquí, junto a la barandilla, asomémonos, qué bonita está la luna, ay, ...