Ber, Bernabé y yo
Fecha: 10/06/2025,
Categorías:
Sexo en Grupo
Autor: Mar1803, Fuente: CuentoRelatos
... jalar antes de irse con la boca sobre una de mis tetas.
De inmediato, al Ber la acción de Bernardo, se puso a mamarme la otra chiche y metió la mano en mi raja. “¡Qué delicia!”, exclamé, y tomé sus cabezas como si amamantara a un par de gemelos. “Mamen, mis niños, mámenselas a mami”, dije al acariciar su cabello.
Al rato dije “¿Quién quiere estar al frente y quién atrás?”. “Yo en el culo”, dijo Ber, y me volteé hacia Bernabé dándole las nalgas a Ber. Lo intentamos así, pero se me salía una verga y Ber no lograba metérmela porque no estaba lubricada en el ano.
–Siéntate aquí, mami –me dijo Bernabé colocándose “vergarriba” (sí, ya sé que es “bocarriba”, pero era la cúspide de amor lo que sobresalía)
Me acomodé ensartada en mi amante y me incliné para besarlo, ofreciéndole el culo a Ber, quien ni tardo ni perezoso, me puso lubricante en el ano y se embadurnó la verga. Me la metió como si fuera sable para clavarlo de un solo estoque. ¡Sentí riquísimo cuando sus huevos chocaron en mis nalgas! Casi sin dolor, pero grité de satisfacción cuando entró. “¡Qué bien se siente esa verga!”, dijo Bernabé, refiriéndose a los embates que me daba Ber y yo imaginaba lo que pasaba dentro de mí: El glande de Ber se deslizaba en mi recto y, a través de la pared de mi vagina, acariciaba el tronco de Bernabé. “¡Qué putos, se están acariciando sus penes dentro de mí!”.
No aguanté mucho, tuve tres o más orgasmos gigantes, uno tras otro y comencé a gritar en cada vez “Cójanse mucho a ...
... esta puta, papacitos, cójanme, cójanme…” y, momentáneamente perdí el conocimiento por la intensidad del orgasmo. Se interrumpieron cuando sintieron mi cuerpo suelto. Pero no me sacaron la verga sino hasta cuando volví en mí. ¡Estaba llorando de felicidad! “¡Qué rico me cogieron, mis putos!”, les dije y se salieron de mí, aún con sus herramientas afiladas.
–Hínquense, se las quiero mamar juntas –les pedí y como pude me metí los dos glandes a la boca.
–¡Puta glotona! –me decía Ber, pero Bernabé estaba con los ojos en blanco, disfrutando las caricias de lengua con mis babas y del glande de Ber con su presemen.
Les junté los troncos y les hice una chaqueta usando las dos manos. Ahora los dos estaban extasiados… Recordé que esto lo aprendí leyendo “Festejo de cumpleaños”, de Tita. Volví a mamarlos, sin soltarles los huevos. Los puse frente a frente y les junté las bolas para restregárselas unas con otras. Ellos seguían con los ojos cerrados y sacando presemen.
–Ahora, los quiero a los dos por la vagina –les dije y me paré entre ellos. Bernabé por atrás y Ber al frente.
Me colgué de Ber, ensartándome en su pene y obligándolo a cargarme de las nalgas, Bernabé metió un brazo bajo mis tetas y con el otro brazo completó el candado, agarrando una de mis chiches con la mano. Cuando comenzaron a moverse, comprendí cabalmente lo que escribió Tita: “Me sentía como se ha de sentir un acordeón siendo jaladas sus partes en dirección contraria”. Me vine bien mucho, y ellos también. ...