1. La escort y el condón (H, 32) (M, 26)


    Fecha: 11/06/2025, Categorías: Hetero Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... con el condón desinflado. Ella se compadece de mí y me masturba, con el preservativo puesto, y con la otra sigue viendo su iPhone. No siento rico, la fricción me lastima. Ya me quiero ir. Cuando se me pone semi-erecta, ella se acuesta y abre las piernas para que le meta. Esta vez no me cambio el condón aguado.
    
    Yo me la cojo de misionero. No hay ninguna reacción de su parte, pareciera como si le estuviera metiendo el pene más diminuto del mundo.
    
    —¿Te vas a venir? —me pregunta indiferente—. Ya casi termina la hora.
    
    Mi erección se baja un poco, me siento castrado. Empiezo a odiarla. En mi mente la insulto: sí, estás muy, muy, muy buena y rica, seguro en la calle todos los hombres te ven y te desean, pero al final de cuentas, aquí estás, en un motel, desnuda, con las piernas abiertas y las entrañas tienes la verga de un extraño que al que te le vendiste porque en tu país te estabas muriendo de hambre. Eres una puta.
    
    De pronto la verga se me empieza a endurecer. La tomo de las piernas y las pongo en mis hombros. Ella quita una, con un movimiento rápido se la vuelvo a acomodar y no la suelto. Ella me ve como molesta. Me doy cuenta que sus ojos son hermosos, toda ella es hermosa. Me pongo más duro, siento sus pies suaves, perfectamente cuidados en mis mejillas. Le chupo uno. Mi verga ya casi está a reventar.
    
    No se la perdono. Le muevo las piernas, me doy cuenta que casi puedo cerrar la palma de mi mano alrededor de sus dos tobillos. ...
    ... Empujo sus piernas hacía adelante, hasta casi doblarla en dos, con los pies cerca de las orejas. Su coñito queda a mi merced. Ella intenta protestar, pero como dije, yo no se la perdono.
    
    La follo, no me la cojo, la follo con embestidas violentas. Se la saco y se la meto como animal. Se escuchan mis huevos y mi pelvis chocando contra la ella. No tengo piedad. Ella grita, no sé si de dolor o de placer. Hasta a mí me duelen los muslos. Ella nos ve en el espejo del techo. La idea de que ella piense en su vida, y en lo que tiene que hacer por dinero, mientras me mira encima de ella, con sus piernitas temblorosas y sus pies casi en sus orejas, me prende más. Aumento la velocidad y fuerza de las embestidas. Sus gemidos inundan la habitación. De pronto mi verga empieza a sentir muy rico, un calorcito en su coño, y también contracciones de sus paredes vaginales, pareciera como se hubieran lubricado más.
    
    Ya no aguanto más. Eyaculo. Caigo rendido. Salgo de sus entrañas. Ella trata de recuperar el aliento. La calentura desaparece, quiero largarme.
    
    A tientas me quiero quitar el condón para tirarlo. Pero no lo siento. En su lugar toco mi verga empapada. Me alarmo, solo tengo puesta la base del condón, bueno un trozo de ella. Alarmado busco el otro pedazo pero no lo encuentro. Mierda, creo que se rompió. Entonces veo a la venezolana, abierta de piernas. De su coño hinchado y enrojecido, escurre mi semen.
    
    Mierda, me acabo de coger a una puta sin condón. 
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