Mi historia con una mujer maltratada (11)
Fecha: 13/06/2025,
Categorías:
Hetero
Autor: Tmy456, Fuente: CuentoRelatos
... matambre y todo lo demás.
Sólo nos mirábamos y nos tomábamos de las manos.
—¿Te dije que te amo?, pregunté como si no supiera.
—Sí, una y mil veces.
—Ah, ok. Perdoname. No sabía.
Se quedó en silencio por un minuto y luego de eso, dijo:
—Sos lo único lindo que tengo.
—Ya lo sé, vos...
La alarma del horno nos interrumpió y ella fue ansiosa a sacar el matambre. Se agachó para sacar la bandeja, la extrajo y seguidamente la puso sobre un posa pava que ya había sobre la mesa. Destapó el aluminio y el olorcito a cerdo me conquistó.
—Me salió bien me parece ¿no?.
—Sí, eso se ve.
—Bueno, agarrá. Dale, dijo mientras se sentaba.
Pinché con el tenedor y la carne estaba re suavecita, hasta parecía que se cortara con cuchara.
—Che, está re bien esto.
—¿En serio?
Intenté cortar con el cuchillo y era una manteca, se deshacía. Metí un bocado y no estaba re bien, estaba perfecto, por tanto, solté una lagrima en mi interior.
—Sí, está riquísimo.
—Ah, esperá un segundo.
Se paró de la silla y fue a nuestro cuarto.
—Anen, vení. Sentate. ¡Anen!
Pensé para mis adentros: ¿Qué estará haciendo que sea más importante que cenar conmigo?
Volvió con unas velas, apagó las luces, agarró un encendedor y se sentó en la mesa. Puso las velas y las prendió con nervios, temblando. Me morí del amor.
En ese momento, entendí que de verdad era especial. Que lo que esta chica tiene adentro es sólo amor hacia mí, amor, amor y amor. No habían celos, ni ...
... rencor, ni odio. Comprendí que era la mujer que me iba a acompañar en toda la vida, a como dé lugar, pase lo que pase, sabía que siempre podía contar con ella para lo que sea.
Cuando terminó de encender las cuatro velas. Me miró con una sonrisa hermosa. Me quedé con una expresión neutra. No podía creer lo que estaba viendo.
—¿No te gusta?, inquirió cuando su sonrisa se apagaba, lentamente.
Mi cuerpo empezó a tiritar, no sé si era de angustia, de rabia, de impotencia o de emoción. No sé de qué carajos era, hasta el día de hoy sigo sin saberlo.
Empecé a llorar en silencio, mirándola directamente a los ojos.
—¿Qué me está pasando?, me pregunté a mí mismo.
—¿Qué sucede?, preguntó.
Me levanté de la silla y por encima de la mesa, le pegué el abrazo más grande que le di a alguien jamás en mi vida.
—Te amo, te amo, te amo, te amo, te amo, te amo, te amo, repetía una y otra vez.
Estaba medio confusa.
—¿Qué te está pasando, Tomás?
—¿Que qué me pasa? Que te amo muchísimo con toda mi alma. Eso me pasa. Compraste estas velas para mí, todo lo que hacés es amor. No hay aunque sea una mota de rencor, ni de odio hacia el mundo viniendo de parte tuya, dije intensificando mi llanto a medida que iba diciendo todo.
—Bueno, tranquilo.
Ahí fue cuando recién sentí sus manos suaves en mi espalda y éstas comenzaron a mimarla. Lloré abrazado a ella durante unos cuantos minutos.
—Comamos de una vez, dije.
—Claro, está bien.
Comimos a la luz de las velas y ...