La mamá de Joaquín, epílogo
Fecha: 14/06/2025,
Categorías:
Hetero
Autor: dickson33, Fuente: RelatosEróticos
... íbamos a desayunar?
—Acá tengo lo que quiero comer. —dijo él. Le dio un beso negro. Su sexo se estaba empinando de nuevo.
—Sos insaciable. —dijo ella, con una sonrisa en la boca.
La mesa estaba todavía repleta de comida. Ya se escuchaban los estallidos de los juegos pirotécnicos. Pitu sirvió la sidra en cuatro copas. Andrea le había dicho que mejor brindaran con champagne, pero él le contestó que eso era para los chetos.
La casa era amplia, y un enorme árbol de navidad decoraba la entrada. Mientras Joaquín pasaba sus primeros años de adultez entre Rosario y buenos Aires, Andrea había hecho un curso de asesoría de seguros. Nunca volvería a gozar de la holgura económica de los años noventa, pero no le iba nada mal.
Chocaron las copas. Andrea abrazó a Agustina. Algo le decía que ella era diferente a las chicas que habían sabido ser novias de su hija. Le daba buena espina, aunque también notaba que había algo extraño en ella. Como si tuviese un gran secreto.
Pitu saludó con un efusivo beso en la mejilla a Joaquín.
—Cómo pasa el tiempo ¡la puta madre! —gritó.
Estaba algo borracho, y se sentía eufórico por volver a ver a su amigo. Cada vez que Joaquín se enteraba de que su mamá estaba con Pitu, evitaba visitarla. Esta era la primera vez que se reencontraban.
—Así como lo ven, cuando se enoja es capaz de romperle la cabeza a cualquiera. —dijo Pitu, abrazando con fuerza a Joaquín.
—Vayamos a ver los cohetes. —propuso Agustina, viendo que Joaquín se ...
... sentía incómodo, aunque no molesto.
Salieron al patio delantero. El cielo estaba repleto de estallidos luminosos. La gente había sacado los parlantes afuera, y algunos andaban por las calles, borrachos, yendo a la casa de los vecinos a saludar.
Andrea y agustina conversaban animadas, cerca de la entrada. Pitu y Joaquín se habían adelantado para ver con mayor claridad los fuegos artificiales.
—¿Viste Espartacus? —preguntó Pitu.
—¿Qué? —Joaquín no entendía de qué le hablaba.
—La serie Espartacus. ¿la viste?
—Ah, sí. Está buena.
—Sí, se la pasan cogiendo y peleando. —dijo Pitu.
—Sí, es cierto. Pero también tiene un buen argumento.
—Hay un capítulo… —comentó Pitu, y se detuvo, como si tuviese que buscar las palabras adecuadas—. Hay un capítulo en el que Crixo le dice a Espartaco, que si se hubiesen conocido en otra vida, seguro serían hermanos. —Agachó la cabeza, porque no pudo evitar sentir vergüenza. Pero aún así, siguió—. Sabés que cuando vi ese capítulo me acordé de vos. Creo que eso era lo que sentía por vos Joaco. Sos un buen pibe. Y nunca voy a olvidar cómo me salvaste el culo ese día.
Joaquín lo miró. Pitu tenía los ojos brillosos.
—Lástima que te tuviste que coger a mi mamá. —dijo Joaquín. Pitu lo miró, con culpa—. Ahora más que mi hermano sos mi papá.—Agregó.
Estallaron en carcajadas. Las mujeres los miraron, intrigadas.
—¿Y cuánto pensás que van a durar ahora? —Le preguntó Joaquín, señalando con la mirada a su madre.
—Lo nuestro no ...