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Desatando a la puta
Fecha: 16/06/2025, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: Hansberville, Fuente: CuentoRelatos
Esto sucedió hace unos meses. Fue al principio de registrarme en este foro. Después de comentar varios post recibí un correo privado de un "cornudo". El tipo decía tener una fantasía no cumplida. Era un consentidor potencial deseando serlo realmente pero no sabía cómo proponérselo a su mujer. Al parecer, años atrás, ella le había sido infiel con un compañero de trabajo. La pareja estuvo a punto de romperse pero él quedó extrañamente marcado. Me hablaba que cuando superó el impacto inicial la situación de saberse cornudo le excitaba. La cuestión es que fantaseaba con presenciar a su mujer follando con otro tío. A ser posible desconocido. Después de muchos correos el tipo se iba armando de valor. Una noche se folló a la mujer y en pleno éxtasis se confesó. Parece ser que el orgasmo de ambos fue brutal. Pero el post coito fue algo incómodo. Sin llegar a discutir parece que la relación se tensó. Sobre todo por parte de ella. El tipo me escribió para despedirse y contarme que todo aquello había sido una mala idea y que su mujer se lo había tomado demasiado mal. Dos semanas después el tipo me volvió a escribir. Resulta que la mujer había hablado con él sobre la propuesta. Se la había reconsiderado. Al parecer estaba dispuesta a cumplir la fantasía de su cornudo marido. Él le mintió diciéndole que se pondría a buscar a algún tío por la red para que ella le diera el visto bueno. Lo que hizo fue recuperar el contacto conmigo y me pidió fotos para convencer a la mujer. También ...
... me envió de ella. Ninguno de los dos estábamos mal. Yo a mis 48 me mantenía en forma, alto, no soy feo y mi polla tampoco está mal. Ella no era una belleza racial ni tenía un cuerpo de tipo modelo pero era una mujer atractiva de 40 años. Algo rellenita y con mucho morbo. Ojos claros, piel blanca, buen culo y buenas tetas. Después de varios intentos acordamos vernos en su ciudad un viernes noche. Vivían en un pequeño pueblo rural a las afueras de una capital castellana con catedral y barrio no apto para asmáticos. Llegue en mi coche y me aloje en un céntrico hotel aunque si la cosa iba bien dormiría en casa de mis anfitriones. Cinco minutos más tarde de lo acordado apareció, por una conocida plaza de la ciudad, la pareja. La verdad es que nos gustamos mucho más en persona que en fotografías. Yo con vaqueros y camisa. Ella con un elegante vestido que realzaba su maravilloso busto y disimulaba sutilmente sus kilitos demás. Era una mujer elegante, atractiva y a estas alturas (sabiendo a lo que había accedido) muy, muy morbosa. Su marido llegaba directamente al matadero. Pese a ser un tipo atractivo, la situación que estaba a punto de vivir le convertía en una víctima de su propia fantasía. Estuvimos de bar en bar tomando pinchos y cervezas. Una vez roto el hielo inicial la conversación fluyó con facilidad. Conectamos bien, nos reímos, nos divertimos y hubo química entre los 3. Después continuamos en un bar de copas donde ella y yo bailamos y comenzamos a caldear el ...