Sexo anal en el camión
Fecha: 18/06/2025,
Categorías:
Anal
Autor: carogonza80, Fuente: CuentoRelatos
... dijo
Pero no conteste.
Y el camión se puso a rodar.
Al subir, mire hacia la parte trasera de la cabina y observe la cama, parecía espaciosa.
Mientras conversábamos de cosas triviales, noté que su entrepierna era igual de enorme que su vehículo.
-¿Cómo puedo pagarte el favor?-le dije.
No, no tiene que pagarme nada- me contestó muy respetuoso.
-Puedo probar la cama? -le pregunte.- siempre quise probar una cama de camión. Justifique mi pregunta.
-Si, claro - contestó sorprendido.
Me quité el calzado y me metí en su cama.
Dario seguia manejando su enorme camion, muy atento al camino, pero nervioso por mi presencia y mi actitud, quise cumplir mi fantasia de tener sexo en la cama de un camion, y le susurre: - cuando puedas estaciona, necesito hacer algo.
Más nervioso aún, busco un lugar seguro para estacionar y detuvo la marcha.
Comencé acariciando su cuello, su espalda y susurre nuevamente: -ya se como pagarte el favor; mientras observaba cómo el bulto entre sus piernas crecía en respuesta a mis estímulos.
-Puedo? -le pregunté
-Hace conmigo lo que quieras- fue su respuesta.
Quite su remera mientras lo invitaba a acompañarme ...
... a su cama. quite de prisa su pantalón y quito el mio mas rapido aun.
Al sentir su gran pene duro rozando mi vagina la humedad se hizo presente y mis ganas de sexo anal reaparecieron.
Me coloque boca abajo y eleve mi cadera, mi culo lubricado busco su gran pene y tal cual se la había enseñado a mis amigas lo introduje muy despacio, moviendome suavemente, hasta sentirlo por completo dentro mio.
Sus movimientos eran fuertes, firmes. Su respiración en mi nuca decía que su excitación era total, y la humedad de mi vagina lo demostraba.
Llevé su mano a mi entrepierna e hice que introdujera un dedo en mi.
Estábamos solos, al costado de la ruta, los gemidos invadieron la cabina del camión, nuestros jadeos invadieron la atmósfera caliente de ese vehículo, y por un momento nos olvidamos de todo y de todos.
Fue increíble, muy muy caliente.
Al terminar, nos acomodamos en los asientos, con una sonrisa dibujada en la cara.
Diez minutos después llegamos hasta el taller mecánico, que nos esperaba de mala cara por la demora en llegar.
Le di las gracias a Dario, y le pedí su número de teléfono, quizá lo necesite nuevamente en caso de encontrarme en la ruta.