1. El masaje


    Fecha: 20/06/2025, Categorías: Bisexuales Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... vertiginosamente.
    
    Ella seguía mirándome y sonriendo. Con la mayor naturalidad empezó a tocar mi pene por encima de la toalla, llegados a este punto yo ya estaba ardiendo por lo que opté por retirar la cobertura y dejar al descubierto mi miembro que sentía estaba a punto de estallar.
    
    Por su parte se quitó la bata y dejó al descubierto unos senos que como había intuido eran erguidos y muy apetecibles.
    
    No pude resistir el impulso de llevarlos a mi boca, me medio incorporé y los besé, chupé , mordisqueé sus erectos pezones y ella reaccionó estremeciéndose y continuó acariciando mi verga.
    
    Mientras con su otra mano, empezó a tocar mediante círculos el agujero de mi ano y después de lubricarse un dedo me lo introdujo delicadamente lo que me hizo sentir una gran placer.
    
    Acercó sus magníficos pechos a mi miembro, restregando sus pezones por mi polla, mi escroto, mis ingles y mi culito, lo que incrementó mi deleite.
    
    En un momento dado envolvió con sus pechos mi pene apretándolos contra el mismo, moviéndose arriba y abajo y con su lengua lamía mi prepucio, me dejó sin palabras.
    
    De ahí pasó a lamer mis huevos y fue bajando hasta llegar a la entrada de mi culito y cuando me introdujo su lengua en el mismo, sentí algo indescriptible.
    
    Sentía tanto placer que no dudé en apretar su cabeza contra mis glúteos y con la otra mano separaba mis nalgas para facilitar la introducción de su lengua lo más profundamente posible, era una sensación nueva y desconocida para ...
    ... mi.
    
    Yo sentía que flotaba y que mis instintos más primarios habían tomado el control de mi cuerpo.
    
    Deslicé mi mano hasta su minúsculo tanga y aparte el hilo dental que cubría la entrada a su puerta trasera que empecé a acariciar y a besar lubricándolo con mi lengua.
    
    Ella se mostró muy receptiva a mis caricias hasta tal punto que no pude esperar más y le pedí que se pusiera a cuatro, me puse detrás de ella, aparté de nuevo su tanga y le penetré con mi falo, su culito de un modo muy primitivo y viril, agarrándola por sus duros pechos y apretando sus pezones como si quiera exprimirlos, embistiéndola sin piedad, desesperadamente, ella gemía y gemía pidiendo más y más.
    
    Estuve bombeándola hasta que no pude más y exploté, derramando todo mi semen en lo más profundo de su culito.
    
    Ella agradecida me limpió el sable con su maravillosa boquita y me provocó una nueva erección. Ella succionaba y succionaba hasta lo más profundo de su garganta y movía su lengua lo que provocó que yo estallara llenándola nuevamente de semen que tragó hasta la última gota.
    
    Le arranque el tanga para corresponder a sus atenciones y ahí vino mi gran sorpresa, aquella diosa, aquella muñeca tan femenina y apasionada , tenía el rabo más grande que jamás había visto en mi vida.
    
    Yo soy hetero y no pude disimular mi sorpresa, ella al advertirlo, sin inmutarse me explicó que era una mujer a pesar de sus atributos de hombre.
    
    Aquella era una situación totalmente nueva para mi y no sabía como ...