Un encuentro en el trabajo
Fecha: 04/07/2025,
Categorías:
Hetero
Autor: SuerteO, Fuente: CuentoRelatos
Mi nombre es Oswaldo, tengo 33 años, tengo esposa e hijos y hoy comenzaré a contarles mis experiencias sexuales.
Me describiré un poco, no voy a mentir diciendo que soy guapo, dotado o millonario, no la verdad no, soy un tipo normal, la tengo creo de tamaño normal y debo decir que lo que sí tengo es mucha pero mucha suerte.
Y me di cuenta conforme fueron pasando los años, a veces más vale llegar a tiempo que ser invitado y empezaré contando mi experiencia con Karina.
En aquel entonces yo tenía 19 años, un joven que recién se adentraba en el mundo laboral y que comenzaba a vivir por su cuenta. Decidí salirme de la casa de mis padres y vivir en un cuarto en una vecindad para empezar a hacer mi vida.
Entre a trabajar en una imprenta como ayudante general, obvio, sin estudios, ni palancas, eso era lo único a lo que podría llegar.
Ahí conocí a varias chicas pero hubo una en especial, Karina, una mujer que no voy a decir que estaba buenísima porque no, pero era muy abierta metafórica y literalmente, ella fue de las primeras personas con las que socialice en aquella imprenta.
Karina era una mujer hábil, ya que andaba con el chofer, con el impresor, con el encargado de tintas y de hecho se supone que vivía con ella el antiguo cotizador al que corrieron por su culpa, pero bueno esa mujer tenía su fama bien ganada.
Como todo joven inmediatamente caí deslumbrado por su forma de ser, me masturbe varias ocasiones pensando en sus puterias, pero bueno, jamás pensé que ...
... pasaría de eso.
Cierto dia ella y yo nos quedamos solos en el trabajo, éramos pocos y los demas habian salido a repartir algunas cosas, ella vestia un leggings negro y su blusa militar, no se porque pero ese día me tenia bien excitado.
K: ¿Qué hacés Oswaldo? Porque tan solito?
O: Aquí… esperando algo!
K: ¿Qué cosa?
O: Algo de trabajo y entretenimiento!
Como era de costumbre le hable bien aventado, sabía que de eso yo nunca pasaba pero aquel dia amaneci caliente y Karina se veia bien y una cosa llevó a la otra, la tome del brazo y me la sente en las piernas, ella solo sonrio, mi mano apretó su rodilla y comencé a besarla metiendo mi lengua en su boca.
K: ¡Qué rico besas!
O: Me gustaría mostrarte que no es lo único que hago rico!
Apasionado comencé a besarle el cuello lamiendo su oreja y apretando sus tetas con mi mano, ella me permitía probarla y me acariciaba mi verga por encima del pantalón.
K. ¡¡Así te puse!!
O: ¡¡Me gustas un chingo!! ¡¡Te quiero coger!!
Una vez expresado mi deseo, nos levantamos y besándonos fuimos detrás de la máquina expositora, al necesitar protección tenía unas cortinas negras y grandes y un hueco en la parte de atrás perfecto para hacer cosas ricas.
Mis manos apretaban sus nalgas y salvajemente apretaba su puchita, ella sonriendo me pedía calma, pero joven y caliente solo quería ¡metérsela ya!
Karina sabía lo que hacía, seguramente ya había estado antes ahí, pero bueno, lo único que yo deseaba era penetrarla y ...