Mi vecina: Encuentro sexual
Fecha: 05/07/2025,
Categorías:
Hetero
Autor: elzorro, Fuente: CuentoRelatos
... seno.
Sonia cerró los ojos y gimió. Podía oler su perfume, oír su corazón latiendo con rapidez.
En un momento dado, cogió mi cabeza entre sus manos y me besó en los labios. Respondí al instante, con delicadeza. Luego, con la punta de la lengua busqué la entrada a su boca, llamé y me dejó entrar a un mundo de sabores adictivo. Me recreé explorando la húmeda cavidad, disfrutando de cada matiz mientras nuestras lenguas bailaban un baile sensual.
- ¿Vamos a la cama? - me propuso cuando despegamos nuestros labios para tomar aliento.
Me acerqué a su oído, susurré un sí y metí la lengua haciéndola temblar.
- Sergio... no seas malo.
Sonreí y tomándola de la mano nos dirigimos a la habitación.
Una vez dentro, me incliné para estirar las sábanas y ella aprovechó el momento para darme una palmada en las nalgas.
- Culito rico.
Me incorporé con algo de rubor en mis mejillas.
Ella me miró y sin pedir permiso me bajó los pantalones y dedicó su atención a mi pene.
Primero le dio besitos, luego, levantándolo, lamió los huevos y por último, introduciéndolo en su boca comenzó a chuparlo. Una corriente de placer bajó desde la punta de mi cola hasta los pies, apreté el esfínter y gemí mientras el color rojo subía por mis mejillas.
Después de un rato, Sonia se incorporó.
- Ya esta dura. - dijo con un brillo especial en los ojos.
Nos besamos de nuevo.
Esta vez fue ella la que susurró en mi oído.
- Te quiero dentro de ...
... mí.
Durante un instante entré en pánico, no estaba seguro de que hubiese condones en la casa.
- No te preocupes. - dijo leyéndome la mente.
- Tengo preservativos en el bolso. Saben a melocotón.
Con habilidad Sonia vistió mi crecido miembro con la goma y luego quitándose la ropa se abrió de piernas y expuso su coño rasurado.
- Métela, métela ya... - rogó visiblemente excitada.
Era obvio que estaba mojada.
Sin dificultad, mi pene se coló en la vagina casi de un tirón, haciendo que mi vecina gritase de placer.
Su rostro estaba rojo, su cara tan caliente como la mía. Sus labios entreabiertos invitaban a un nuevo beso.
Saqué el miembro y al tiempo que volvía a envestir llegando hasta el fondo ahogué su gemido con un beso. Sus manos se agarraron a mi trasero con fuerza como deseando que nunca saliese, que siempre permaneciese allí dentro haciéndola gozar.
El orgasmo no tardó en llegar. Sonia perdió el control de su cuerpo arqueando la espalda, contorneándose sin saber muy bien como gestionar esa corriente que durante unos segundos la estaba volviendo loca. Mi turno llegó después ya fuera de su cuerpo, descargando el semen dentro del condón, mi vista borrosa durante unos instantes.
Luego ella se tumbó boca abajo y yo la cubrí parcialmente con mi cuerpo abrazándola.
Los minutos pasaron.
Fuera, los amantes del banco hacía tiempo que habían dejado el parque y ahora solo quedaba el piar de los pájaros y el susurro de la brisa.