1. Con el masajista Germán


    Fecha: 11/07/2025, Categorías: Hetero Autor: Rosa Apasionada, Fuente: CuentoRelatos

    Amanecí con un dolor fuerte en la espalda y en mi cuello, en lo primero que pensé al notar las dolencias fue en el masajista llamado Germán que mi amiga me recomendó diciéndome que es buenísimo quitando dolores mediante sus masajes.
    
    Toqué la puerta y en unos segundos me encontré de frente con un hombre vestido con su uniforme blanco de masajista.
    
    El hombre era muy atractivo, tez morena, cabello medio rubio y ojos verdes.
    
    -Pase señorita- me dijo amablemente mientras me dejaba pasar.
    
    -Hola, me presento mi nombre es Valentina.
    
    -Hola Valentina, yo soy el masajista Germán- se presentó y luego me llevo a una sala donde había una camilla y un estante lleno de cremas.
    
    -Dime ¿qué te anda pasando?- dijo con una sonrisa.
    
    -Hoy he amanecido con un fuerte dolor en el cuello y en la espalda- le respondí.
    
    -Bueno, ponte cómoda y acostate en la camilla.
    
    -Antes de que te acuestes, necesito que te quites tu remera y tu sostén.
    
    -¿por qué?- le pregunté.
    
    -Para poder colocarte bien la crema y que mis manos hagan contacto directo con tu dolencia, no tengas vergüenza, si quieres me doy vuelta.
    
    -No hace falta, quedate donde estás- decir esto me sorprendió mucho, pero me gustaba que él me viera los pechos antes de empezar.
    
    Me quite lo que me pidió, pero siempre sosteniéndole la mirada a ese atractivo masajista.
    
    Cuando termine de quitarme la ropa se quedó viendo fijamente mis senos, se acercó a mí y me dijo: -Quiero asegurarme de que tus pechos no sean parte de ...
    ... tu dolor de espalda- y para mi sorpresa tomo ambos de mis senos.
    
    -Son de buen tamaño y suaves, me parecen hermosos- la caricia se volvió más sensual y dejo de ser profesional.
    
    Hasta se tomó el atrevimiento de besarme las tetas.
    
    -Disculpame- me dijo.
    
    -No te disculpes, me gusto que hicieras eso.
    
    -Pero tú viniste por tu masaje- dijo mientras señalaba la camilla.
    
    Me acosté en la camilla antes de que él me comiera los pechos antes de tiempo.
    
    Me puso una crema en el cuello la cual me dio un efecto de frío instantáneo y sus mágicos dedos empezaron a hacer efecto, pues, era un verdadero espectáculo la técnica de masaje que tenía ese hombre, luego con movimientos lentos, pero firmes a la vez fue bajando hacia mi espalda para aplicar fuerza en la zona del dolor, pero en el recorrido me toco los pechos.
    
    Se volvió a poner crema en sus manos y esta vez me la aplico en la espalda, sentí frío y luego un calor abrazador que me excitaba mucho mientras él me frotaba, el frotamiento era tan rápido que ya sentía como mis tetas se movían en las sábanas de la camilla.
    
    Sin querer empecé a gemir y sentí que él sonrió atrás mío.
    
    Dejo de frotarme y con un sorpresivo movimiento me quito la falda, solo quede con mi tanga y él atacó a besos los cachetes de mi culo mientras me hacía suaves masajes ahí también.
    
    Me quito la tanga y luego fue a buscar aceite en la estantería.
    
    Pero esta vez no se puso aceite en sus manos, sino que la aplico en ambas de mis nalgas dejándome ...
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