1. Mi primera vez en la oficina


    Fecha: 16/07/2025, Categorías: Confesiones Autor: AlonsoLima, Fuente: CuentoRelatos

    Empecé a trabajar mientras aún estudiaba. Había terminado mi relación con mi tío José Antonio. Me había acostumbrado a su apoyo económico y necesitaba el dinero. Una amiga me recomendó para trabajar en la empresa de su papá. Era una pequeña distribuidora de alimentos. Su papá necesitaba una asistente administrativa y como yo estudiaba administración de empresas, tenía las condiciones para el puesto.
    
    Conocía al papá de mi amiga. Un señor gordito y calvo, muy gracioso y amable. Me hizo una breve entrevista y me describió las obligaciones del puesto: registrar compras y ventas en el sistema era lo principal; además de realizar las compras para la oficina misma: útiles de oficina y aseo, además de coordinar la limpieza y seguridad de la oficina y almacén. No me pareció algo muy complicado y acepté.
    
    Empecé a trabajar al día siguiente de mi entrevista y en unas dos semanas ya dominaba las funciones del puesto. Me iba bien y el señor Francisco (mi jefe) estaba muy contento.
    
    Cómo estudiaba, mis horarios eran variados, por la mañana, tarde o noche, para no afectar mis clases. Dos días a la semana entraba a trabajar a las 5 pm y me retiraba hacia las 10 pm. Me quedaba cerca de casa en bus y no había mayor problema. Los días que me quedaba hasta tarde usualmente ya sólo estaba el señor de seguridad. Cuando empezaba muy temprano por la mañana, también la señora de limpieza.
    
    Después de un mes de trabajo, ya tenía una cierta confianza con el señor de seguridad. Era un hombre ...
    ... de unos 40 años, moreno y vigoroso. No me parecía feo y en cierta medida podía decir que me resultaba hasta atractivo.
    
    Cuando cumplí un mes de trabajo, el vigilante me llevó una porción de torta de chocolate. Me sorprendió y le pregunté el porqué del presente. Me dijo “cumple un mes de trabajo señorita”, recién cuando me lo mencionó me di cuenta de la fecha. Me sentí muy halagada y le agradecí con mucha alegría, me paré de mi silla de trabajo y lo abracé. Conversamos unos minutos y se retiró.
    
    A partir de ese momento conversábamos unos minutos cada vez que me tocaba trabajar de noche. Cuando cumplí dos meses en el trabajo, me regaló otra porción de torta, se lo agradecí mucho y le di, además del abrazo, un beso en la mejilla que por casualidad cayó muy cerca de sus labios.
    
    Cuando pensaba en el tema me resultaba claro que no me enamoraría de él. Era casado, tenía hijos y, además, era el vigilante. Pero me resultaba atractivo (no guapo) y más de una vez comencé a tener algunas fantasías en torno a él y la oficina.
    
    Una noche llegué muy excitada a la oficina. En un par de días o quizás tres me empezaba mi período menstrual y siempre los días previos ando más calentona que lo normal. Justo había peleado con mi novio y no tenía forma de calmar mis ganas. Igual tenía que ir a trabajar. No podía justificarme diciendo “estoy calentona y necesito relajarme”. Es más, pensé que en el trabajo encontraría olvido a mi calentura.
    
    Llegué, saludé amablemente a Francisco. Empecé a ...
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