1. Tibias hojas de eucalipto (parte 1)


    Fecha: 19/07/2025, Categorías: Gays Autor: Doc Tacitum, Fuente: CuentoRelatos

    Un domingo durante las vacaciones de verano, desperté con una autentica necesidad de retozar por horas dentro de una cámara de vapor, de disfrutar de esa sensación de sutil ahogo y de inquietante ceguera en un ambiente prácticamente gris y blanco donde la piel se expande y se contrae con cada cambio de temperatura.
    
    Sauna, baño turco, tenga el nombre que tenga es un lugar que como concepto siempre ha atraído mi atención, un lugar donde vas sudar tensión, dignidad y porque no decirlo, deseo, en lugares como estos conviene siempre entrar en confianza, tener visitas previas y reconocer la calidad del local, esa mañana al ser un domingo, mi sauna habitual no abría sus puertas hasta después del almuerzo así que me vi obligado a buscar otro que estuviese dispuesto a recibir parroquianos que evitan la misa de las 9 de la mañana.
    
    En mi letargo imaginaba desnudarme y dejarme caer sobre las losetas calientes de la cámara de vapor, pedir algún aperitivo y aventurarme bajo las manos de alguna kinesióloga o kinesiólogo que se tome su profesión de forma más ligera y disfrute tanto como su cliente de unos billetes más.
    
    Esa mañana de resolana temprana me invito a andar ligero, una camiseta, unos pantalones cortos, zapatos deportivos y mi clásica gorra, ropa de rápido sacar, mi plan de ese día era estar más tiempo desnudo que vestido.
    
    Encontré un lugar, extrañamente no reconocible para mí y eso que me jacto de ser observador “Adanes sin Evas” Sauna para caballeros, el nombre me ...
    ... sedujo de inmediato, de puertas elegantes muy cosmético y reservado, podrías imaginar estar en la entrada de un consultorio médico o clínica de no ser por las esculturas estilo griego que adornaban cada columna de un lobby circular, en el medio una sonrisa, un amable caballero me dio la bienvenida, registro mis datos, guardo mis pertenencias y me invito a entrar,
    
    Al pasar las grandes puertas de vaivén me recibió un pequeño hombre, muy correcto, amable y con mucha confianza en si mismo, pese a su corta estatura, estaba muy bien formado, totalmente lampiño, el único pelo que tenía era el de la cabeza, lo sé porque solo utilizaba una zunga que marcaba perfectamente su ingle, dejaba fuera de sospechas los dotes de su virilidad.
    
    Se apresuró a indicarme mi casillero y a darme una toalla, alzando la voz apresuro a su compañero, otro “pigmeo erótico” que para mi sorpresa era prácticamente igual al primero, serian gemelos, hermanos trabajando en el mismo lugar me imaginé o me lo quise imaginar, me ofrecieron una refrescante agua gasificada con limón y me indicaron donde estaban las cámaras de vapor, las secas y las duchas.
    
    El lugar era hermoso, caídas de agua en las esquinas, mármol o una buena imitación de este cubría la mayoría del espacio, todo muy limpio y ordenado, me extraño la poca gente que había, un hombre en el jacuzzi, y otro en la cámara seca, era perfecto, el vapor se convertía en cómplice de la discreción ya que las puertas eran de vidrio con enchape de madera, a ...
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