1. Manoseada en el transporte público


    Fecha: 03/08/2025, Categorías: Confesiones Autor: Martina Pearson, Fuente: CuentoRelatos

    ... perfectamente pegados y que nadie lo notara por la cantidad de gente que había en el transporte.
    
    El mal estado de las calles hizo lo suyo, rebotábamos y en cada rebote sentía la verga empalmada del muchacho tratando de acomodarse entre medio de los cachetes de mi cola. Yo muy a gusto paraba mi cola para que mi caballero disfrutará aún más y para yo sentirlo con más intensidad.
    
    Estaba incendiada, me ardían los cachetes de la cara, podía imaginar mi cara colorada por la calentura, mis labios rojos y mis ojos brillantes, la situación me calentaba demasiado.
    
    Pasados unos minutos mi caballero se animó a más y puso la palma de su mano sobre mi cola y comenzó a apretarme suavemente, yo lo dejaba hacer y moría de placer. El morbo de estar en esa situación, rodeados de gente con la adrenalina al mango y el miedo de que nos descubran me estaba excitando a niveles increíbles.
    
    El continuó amasándome el culo hasta que se encontró con el relieve que formaba mi tanguita sobre la calza, al parecer eso le encantó porque la apoyada que me estaba dando se hizo aún más intensa y sentía como su verga parecía que iba a explotar. Cada vez se soltaba más y empezó a frotarse de a poco contra mi culo y con su mano derecha esta vez me tenía de la cadera, esto hacia que no pudiera moverme y nos estaba enloqueciendo a los dos. Su mano pasaba de la cadera a mi cola y a mi concha por momentos.
    
    Por momentos yo cerraba los ...
    ... ojos porque no podía creer que me estaba apoyando un hombre que no sé quién era, en un transporte público, a plena luz del día y encima lo estaba disfrutando tanto. Hasta que lo sentí acercarse más, acerco todo su torso y puse la música en pausa, él se dio cuenta y al oído me dijo: "que culo hermoso que tenés, me encantan las putitas como vos". Yo me quedé congelada. No sólo me estaba apoyando un desconocido sino que también me estaba llamando "putita" y esto lejos de molestarme, me dejó al borde del orgasmo.
    
    Al parecer él lo notó porque empezó a frotarse con más celeridad y con su mano derecha a frotarme la concha. El sentir su verga tan dura y su mano caliente hizo que tuviera un orgasmo riquísimo. Me mordí los labios para no gemir y me contuve de hacer cualquier cosa que nos delatara. Fue un orgasmo silencioso por fuera, pero por dentro ardía en llamas.
    
    Mi caballero me puso en la mano un papel con un número y su nombre y yo lo guardé en mi mochila. Ya tenía que bajarme por lo que decidí esperar a estar lo más cerca de la parada de colectivo posible para recién tocar el timbre y bajar ya que me moría de vergüenza por la situación que había vivido, sentía que todos me miraban y que se habían dado cuenta, aunque pensándolo en frío no creo que alguien lo haya notado.
    
    Espero que les haya gustado esta experiencia y que me dejen su comentario.
    
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