1. Masajes con final feliz (parte 2)


    Fecha: 05/08/2025, Categorías: Lesbianas Autor: Martina Paz, Fuente: CuentoRelatos

    ... Abigail.
    
    Verla ahí abajo fue tan perfecto como una alucinación maravillosa. Abigail, despampanante, con unas curvas terribles, el pelo rubio sedoso hasta la cintura, tetas de ensueño… y la pija más hermosa que vi en la vida. Totalmente recta, larga, gruesa, venosa. Y como broche de oro, dos testículos perfectamente redondos, similares a un par de ciruelas maduras. Si mi destino fuese morir atorada, deseo con toda mi energía que sea por esa pija. Por más que se esforzaba, se le hacía imposible a Camila comérsela toda. A pesar de que nos conocíamos hace apenas poco más de una hora, me sentí en la obligación de ayudarla. Al notar mi deseo, Abigail retrocedió algunos pasos, indicándonos que nos arrodilláramos. Obedientes, lo hicimos. A pesar de que ya había compartido la pija de mi cuñado con mi hermana, esto era totalmente diferente. La pija de Abigail podría degustarse, sin problema, por más de tres o cuatro bocas a la vez. Su forma, su textura, su sabor… y el hecho de mirar para arriba y ver que la portadora de semejante pedazo era una mujer con rostro de princesa, hacía de la experiencia algo totalmente único y excitante. Mi boca iba de sus testículos a la boca de Camila, de la boca a la cabeza. Intenté varias veces comérmela toda, y la sensación de ahogo fue increíble. Su pija llenaba cada espacio en mi boca, no dejando ni el más mínimo sitio para poder respirar. Entre arcadas y besos logramos poner esa preciosura al máximo. Abigail nos tomó a ambas por el pelo, haciendo ...
    ... que la miremos a los ojos. “¿Quién la quiere primera?”, preguntó con voz totalmente seductora. Sin dejar pensar a mi compañera, me apresuré a contestar: “Yo, por favor. Dámela a mí”. La rubia sonrió, la morocha soltó una carcajada.
    
    Abigail nos tomó de las manos y nos ayudó a ponernos de pie. Me besó en los labios. Camila se sumó y nos dimos un beso intenso y húmedo. Sentí como su pija durísima se me clavaba en el vientre. La tomé con una mano y la arrastré hacia la cama. Camila se adelantó y se acostó en el centro. Me puse en cuatro, acercando mi boca a su concha. Por detrás, la rubia empezó a chuparme el culo. En eso estaba, cuando en un breve momento de lucidez, atravesó y se me instaló en la mente una idea perturbadora: si esa pija entraba por ahí, me iba a destruir. “Por la cola no”, alcancé a decir, cuando sentí como esa pija me llenaba la concha de una sola embestida, para comenzar a apuñalarme con una fuerza y una velocidad que no tenían ningún sentido. Mis gemidos inundaron la habitación y, estoy casi segura, que todo el edificio. Se me hacía difícil dedicarle la atención necesaria a la concha de Camila, por lo que atiné a estirar un brazo y agarrar a mi “consu”, para metérselo de una a mi morocha favorita. Traté de seguir el ritmo frenético de la cogida que me estaba pegando Abigail, pero se me hacía imposible. Acabé con una gran explosión, acompañada de un grito que me aturdió a mí misma, bañando a la hermosa pija que me estaba rompiendo toda. Caí rendida sobre ...