Preliminares con mi querida Cristina
Fecha: 15/08/2025,
Categorías:
Confesiones
Autor: vfive5, Fuente: CuentoRelatos
Mi nombre es Jaime y actualmente tengo 47 años. Este es mi primer relato. He optado por dividirlo en varias partes.
El relato que vengo a narrar se origina hace unos quince años, recuerdo que era un soleado sábado de octubre cuando la conocí. Nos presentó una amiga común que consideró que yo era la persona adecuada para asesorarla en ante unas dudas relativas a su futuro profesional. Quedamos para tomar un café y hablar del asunto.
En aquel momento Cristina tenía 18 años y encaraba con ilusión sus pasos hacia una profesión vocacional que yo conocía bien. Ella era una joven muy viva y atractiva, su mirada era tan penetrante, incisiva y despierta que acaparó toda mi atención desde el primer instante.
Conectamos emocionalmente de forma total, solo bastaron unos minutos para que el tono de la conversación y el clima de nuestro encuentro pasasen a ser amigables, embriagadores y cálidos.
Tras aquel encuentro inicial transcurrieron meses colmados de mensajes, llamadas y conversaciones. Debido a mi trabajo, cambié de ciudad, pero no por ello dejamos de mantener contacto Cristina y yo. A lo largo del año nos felicitábamos las fiestas, cumples, nos preguntábamos por las vacaciones, proyectos, amores…
Ocasionalmente conseguimos quedar en alguna cafetería de carretera a mi paso, aunque solo fuese para hablar, mirarnos cara a cara y eso si… despedirnos con el absoluto convencimiento de que lo que mantenía viva nuestra vinculación era una atracción de grado máximo que ...
... crecía junto a nuestros meses de amistad.
Cristina cumplía años y fue transformándose en una preciosa mujer, delgada, de melena larga y rubia, ojos verdes brillantes y un maravilloso cuerpo trabajado a través del deporte. Sus pechos eran sugerentes, firmes y recogidos. Su culo impresionante, redondito, duro y bien formado. Su personalidad alegre, desenfadada, valiente, atrevida…
Cuando ella contaba 25 años yo regresé de nuevo a la ciudad, pero lo hacía en circunstancias diferentes a cuando marché ya que venía acompañado de familia. Este nuevo panorama cambiaba de forma notable mi anterior disponibilidad y facilidad para transformar cualquier encuentro en una cita sin límite de horario. Aun así, las complicaciones no impedían que el tráfico de mensajes siguiera siendo fluido, tanto como las consecuencias de nuestras intensas conversaciones a deshoras…
Tras varios intentos, una mañana de primavera nos organizamos para quedar. Cristina salía del médico a media mañana y yo me dirigía a un asunto de trabajo cerca de su residencia.
Como buena cita clandestina, quedamos en el aparcamiento de un área de servicio. Ella me esperaba junto a su vehículo, vestía un ajustado pantalón vaquero que definía su vertiginosa cintura y caderas, destacando un espectacular culo de campeonato. Arriba una camisa de color azul dibujaba sutilmente la forma de sus pechos perfectos.
Tras un rico beso de saludo y unas primeras palabras, ocupé el asiento de acompañante y nos dirigimos en su coche ...