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Las fiestas del pueblo
Fecha: 11/11/2018, Categorías: Hetero Autor: maeve, Fuente: RelatosEróticos
... se me hizo eterno –Disculpa- me dijo cuando intentó dejar el servilletero sobre la barra. No llegaba bien, por lo que tuvo que echarse un poco sobre mí. Un calor abrasador que clamaba por sexo invadió mi cuerpo. No sé bien cuál de todos mis amigos protestó y sugirió buscar otro lugar más tranquilo, yo estaba completamente abstraída sintiendo el fibroso cuerpo del morenazo, deseando recorrerlo con mis manos. Una vez hubo conseguido su objetivo me miró con una sonrisa me dijo –Espero no haberte aplastado mucho. -No te preocupes, no lo has hecho. Los dos nos quedamos un poco sin saber que decir y cuando iba a volver a prestar atención a mis amigos me preguntó -¿Habías venido alguna vez a estas fiestas? Yo me reí –Todos los años, pero a ti no te había visto nunca. -Este es el primer año, he venido con unos amigos para pasar unos días. -¿Y te está gustando la experiencia? El morenazo miró mis tetas de talla 90 y rápidamente subió la mirada –Bastante. Yo me encendí, y no por vergüenza –Ya veo- respondí. Seguro que si volvía a mirar podría apreciar como mis pezones se habían endurecido. Mis amigos me avisaron que se había quedado una mesa vacía – Ahora voy- les dije. La verdad es que me apetecía quedarme con el morenazo, quien sabía si esa noche iba a conseguir echar un buen polvo. Cuando nos dejaron solos el chico me dijo -Por cierto, me llamo Juan Carlos ¿Y tú? -Elena- contesté y me dio dos besos. Me presentó a sus dos amigos, Mario y Javier. ...
... Ambos eran morenos pero más bajos que Juan Carlos. Mario tenía los ojos claros y Javier era el que tenía los brazos tatuados. La verdad es que tampoco estaban mal. -¿Vais a ir al concierto de esta noche, verdad?- les pregunté. Ambos asintieron y después de un poco de charla intranscendente sobre los encierros y las tradiciones del pueblo les dejaron solos. El morenazo se acercó más a mí, tanto que nuestros cuerpos casi se rozaban -Pensaba que no se iban a ir nunca. Yo reí -¿Tantas ganas tenías de que nos dejasen a solas? -Llevo con ganas desde que te he visto esta mañana en el encierro. Después cuando ha terminado te he buscado pero habías desaparecido. -Eso es que no has buscado con ganas, el pueblo no es tan grande. -Solo te digo que mis amigos se han cabreado conmigo por pesado, pero la espera ha merecido la pena, con ese vestido estás imponente. -Gracias. -Seguro que estás imponente con cualquier cosa que te pongas. -¿Estás intentando ligar conmigo? -No lo estoy intentando, lo estoy haciendo. Un tirante de mi vestido se deslizó por mi hombro y antes de que yo pudiese reaccionar lo subió con un dedo con lentitud. Solo con ese estúpido roce y había logrado que mi coñito comenzase a mojarse. En ese momento supe que ese hombre iba a lograr que me volviese completamente loca. Sin que yo me lo esperase Juan Carlos se agachó un poco y me dijo al oído –Tu piel es muy suave. Un escalofrío me recorrió la espalda cuando con su nariz rozó ...