1. Nuestro amigo imaginario


    Fecha: 14/11/2018, Categorías: Sexo en Grupo Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Mi nombre es Carlos y junto a mi esposa Lucía siempre encaramos muy bien nuestra vida sexual , pero al llegar a los cuarenta y con un par de niños en la casa , quedaba poco tiempo para la privacidad y teníamos nuestro sexo a escondidas y en silencio ,lo cual para dos amantes apasionados como fuimos , era como poner freno a la pasión y cuando nos quisimos dar cuenta todo se transformó en rutina.
    
    A Lucía le gustaban mis intentos por hacer algo distinto , y me iba guiando en lo que mas la satisfacía. Fue así que probamos con el cubito de hielo , el pincel en su clítoris , hasta la zanahoria enfundada en un preservativo , pero ella no es que le guste mucho que cosas extrañas e inanimadas entren en su cuerpo.
    
    Experta en sexo oral , se convulsionaba cuando mi lengua atacaba su clítoris y tenía que apretar los dientes para no explotar en un quejido al llegar a su orgasmo… y su boca…Dios mío que sensualidad para mamarla , yo siempre la premiaba con una buena chupada de tetas que le encantaba.
    
    Pero siempre me parecía poco , porque mi mayor placer era verla disfrutar , gozar ,verle la carita de viciosa cuando me hundía entre sus muslos , verla estilo perrito mirando hacia atrás esperando que la penetrara, eso era la gloria.
    
    Fue así como empezamos a fantasear con irnos al campo , tener sexo al aire libre , la hacía chuparse el dedo e imaginaba que la estaba mamando mientras yo le daba por detrás y así nacio nuestro amigo imaginario.
    
    Tímidamente al principio, pero luego ...
    ... descubrí que me calentaba enormemente imaginando a ese amigo invisible mientras yo observaba como se le movían los pechos a Lucía , que hacía muy bien su papel y balanceaba sus caderas y chupeteaba al aire como si tenía algo enorme en su boca , y fue en esas actuaciones que tuvimos nuestros mejores polvos en años.
    
    Parecía que había vuelto la llama.
    
    A todo esto los días transcurrían y nos llegaron las tan merecidas vacaciones .Elejimos una cabaña en un balneario sobre un río , lugar que habiamos visitado en nuestra luna de miel .
    
    Ahora si solos y en un lugar hermoso , todo pintaba para una segunda luna de miel soñada.
    
    Y asi fue. Llegabamos de la playa cansados de caminar la arena , de bañarnos en esa agua clarita , nos duchabamos y salíamos a cenar , cuando llegabamos teníamos todo listo porque la cabaña tenía servicio.
    
    Un muchacho muy simpático de unos 30 años era quien nos oficiaba de guia y tenía a su cargo el mantenimiento del lugar.
    
    Porque nos cayo muy bien, fue que invitamos a Luis a hacer un asado en el parrillero, el ultimo fin de semana de nuestra estadía.
    
    Aceptó de muy buena gana ,con la condición que el se encargaría de traer la leña y hacer el asado.
    
    Llegamos de la playa y el fuego estaba encendido , me duché mientras Lucía compraba algo para la ensalada, y saboreamos un whisky con el amigo Luis.
    
    Luego de ducharse Lucía se dedicó a preparar la ensalada.
    
    Estaba espléndida , las vacaciones le habían sentado bien , al pasar al lado nuestro ...
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