1. Me convertí en el sustituto de su mujer.


    Fecha: 16/11/2018, Categorías: Gays Autor: nastyjulio22, Fuente: SexoSinTabues

    ... consciente que el ropero. Pero si te entregas a mi y aceptas ser mi mujer mientras estés en esta casa, te comprare todo lo que quieras, pero solo di que si. -Yo: Esta bien, Don Teo, no puedo negar que se antoja de a madre su pito, seré su mujer y lo atenderé como tal. -Don Teo: Gracias rafita! Que gusto en verdad me da escucharte, pero quiero que te entregues a mi en la cama matrimonial ante los ojos de Dios (tenían un crucifijo muy grande en su cuarto y él era muy religioso) Se levanto de la silla, se quitó el pantalón y la camisa, su calzón mostrando su desnudes hirsuta, me tomo de la mano y nos metimos en la casa, pasamos la cocina, el pasillo y entramos a su cuarto. Ahí estaba su esposa en la silla de ruedas Le propuse llevarla a la habitación contigua, pero sin preocupación me dijo que ella no diría nada y que ademas quería que estuviera presente cuando me cogiera como señal de que no la estaba engañando estando ella de testigo y Dios mismo. Me coloco en la cama que yo recién había tendido en sabanas blancas, me dí la vuelta en posición de perrito ofreciéndole mi frondosas nalgas, y con sus dos manos temblorosas las tomo chocandolas entre ellas; de reojo podía ver como se relamía el bigote y hacia muecas extrañas que me calentaban mas. Mientras eso pasaba, fije mi mirada en la señora, que sin inmutarse, nos veía, pero de un modo como si no estuviera ahí. Me resultaba muy erótico saber que ella seria testigo de ver como un niño ocupara su lugar en el lecho matrimonial, ...
    ... mientras pensaba en eso ya con mi pene al cien. -Don Teo: Te voy a chupar tu panochita! -Yo: Ay si, que rico, chúpeme el culito Abrió mis nalgas y empezó a lamer mi esfinter sudado en forma circular pausadamente, hasta llegar al centro con su lengua y ayudado con sus dedos, se fue metiendo en mi ano, yo estrujaba las sabanas, las mordía tratando de no correrme, pues sentía muchas ganas de eyacular; él era un maestro haciendo de mi, disfrutar al máximo. Que rica carne, que curvas, replicaba, yo solo atendía con pucheros y pujidos. En seguida, después de nalguearme varias veces, me hizo dar la vuelta y con él parado junto a la cama, y yo a la altura de su pene, sin decir nada lo metí en mi boca como pude, era muy grueso, tanto que una sola de mis manos no cubría ni una cuarta parte de su falo, por lo que solo podía meter su cabeza. Tenia que disfrutar de ese manjar que Dios (ahí presente) tenia a mi disposición, afortunadamente, mi experiencia ayudo, y con movimiendos suaves de mi boca, mi lengua y una succión constante, en cuestión de minutos lo tenia vuelto loco. Como tragas Rafita!, que rico mamas, me gritaba. Le sonreía aun con su pene dentro, el cual tenia un sabor muy amargo, con un olor a orines y a macho, que me excitaba aun mas. Despumes se recostó en la cama, y de frente, nos empezamos a besar, entre tanto sus manos callosas recorrían todo mi cuerpo provocando en mi un escalofrió nunca antes sentido. -Don Teo: Te voy a coger con la firmeza con la que me cogía a esa ...
«12...456...»