TANGAS NEGRAS
Fecha: 17/11/2018,
Categorías:
Fetichismo
Autor: dulces.placeres, Fuente: SexoSinTabues
... de las chicas de tangas negras era un secreto club sexual, sus compañeras debatían todo tema que estuviera relacionado con el sexo, miraban alguna película pornográfica, otras veces leían algún texto, o simplemente contaban anécdotas, luego se armaban debates que se hacían interminables. Decían prepararse para un futuro, como ser las mejores putas con un hombre, trataban de entender que era lo que les gustaba a un hombre, las mayores, quienes ya habían chupado alguna pija, contaban la experiencia, María José solía quedarse son los ojos exorbitados, con la boca entre abierta solo imaginando la situación, tratando de saborear en su mente el sabor de un semen que desconocía. Solían hacer juegos, las mayores enseñaban a las menores, estuvieron los días de besos, para aprender a besar, para María José sería la primera vez que alguien la besaría en la boca y no le molestó que fuera otra chica, ella estaba aprendiendo e imaginaba que era un chico y eso la excitó terriblemente, se sintió humedecerse, sintió otra lengua jugando con su lengua, probo otros labios y otros, y otros más hasta hastiarse. Hablaban de penes, de tamaños, de amores, de frustraciones, de la primera vez, de menstruaciones y de hormonas. Algunos días charlaban de cómo masturbarse, como tocarse, porque aunque pareciera ridículo muchas no se animaban a explorarse y María José aprendió mucho de esa situación. Pero no todas fueron rosas en el camino de nuestra joven amiga, ella estaba muy feliz por el solo hecho de ...
... pertenecer, pero tomaba algunas cosas un poco a la ligera, sin darle importancia, jamás se había vuelto a rasurar desde esa primera vez y solo usaba la colaless negra para las reuniones, se le hacía un tanto molesta y había regresado a los tradicionales culotes que tan bien le calzaban. Una tarde estando en el colegio en pleno recreo, fue al baño a orinar, cuando salió se encontró con cuatro de las chicas del club, notó que la estaban esperando y no solo era casualidad, la tomaron por la fuerza y en instantes levantaron su pollera para comprobar que ella no era fiel a lo jurado. Fue suspendida por dos meses, con la advertencia que ante un nuevo fallo sería expulsada del club, María José imploró y hasta lloró pidiendo perdón, pero no tuvo suerte. Aprendió la lección, nunca más tendría vellos en su vagina, nunca más usaría esos culotes que tanto adoraba… Al regresar al club, encontró cosas nuevas, una de las chicas mayores había ido a un sex shop y había comprado unos penes de plástico, en varias formas y varios tamaños, sin dudas era lo más cercano que tenía a un hombre verdadero y empezaron con una nueva experiencia, aprender a lamerlos, aprender a comerlos. Pasados los quince, María José se excitaba demasiado, le encantaba volar con su imaginación en locas historias platónicas, esos penes de fantasías la calentaban como a pocas, se hizo una experta en chuparlos, en practicar gargantas profundas e incluso fue ejemplo de sus amigas. Nunca se animó a meterse uno en su vagina ...