1. ¡ASÍ VALE LA PENA FESTEJAR!


    Fecha: 08/01/2024, Categorías: Hetero Tus Relatos Autor: CARAMELO, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X

    ... el bulto, digo. «¿Ves esto? Es mi pito, que se pone duro porque vos tenés muy linda colita.» «¿Cómo se pone duro por mi cola?» Algo así fue la conversación. «Si claro, cuando mi pito siente tu cola contra él, como le gusta tanto sentirla juntito, se pone duro.» «¿Cómo qué le gusta la cola?» «Claro, es tan linda que él quiere pegarse, bien juntito.» «Ah, ¿y cómo es?» Ahí soné. «¿Cómo es qué cosa?» «Como se te pone duro el pito…» «¿Lo querés ver?» «Bueno, dale.» «No te muevas demasiado, para que no nos encuentren. Date vuelta y agachate.» Eso hice. Raúl se abrió la bragueta y se sacó el pito, que quedó a la altura de mi cara. «¿Lo ves?» «Si, ¡qué grande!» «Tocalo, vas a ver.» Yo, curiosa, como toda nena, lo toqué con un dedo. Caliente y húmedo. Leve temblor de Raúl y su pito. «¿Querés darle un besito?» «¿El pito se besa?» «Si claro, la cachucha también. Todas las parejas lo hacen.» Todavía no sé porque las mamás llaman “cachucha” a las conchitas de las nenas. Tenía un poco de miedo… Raúl me acarició el cabello… «¡Hacelo, hacelo, dale! Te va a gustar.» Y me la acercó a la boca. En realidad, retiró la piel hacia atrás y apoyó la cabeza contra mis labios. No sentí mal sabor… Así que la besé. Y bueno…, allí comenzó mi historia. Sentí que me había mojado entre mis piernas. Me parecía que me había hecho pis. No dije nada, por supuesto. Raúl seguía con la suya. «Anita, lo hacés muy rico…, muy lindo besito.» Yo, ingenua le pregunté. «¿Te gusto?» «Si, mucho. ¿Querés ver qué tan rico ...
    ... es?» «¿Cómo?» «Abrí la boquita. Te lo meto y lo chupás.» «Pero… ¿eso se hace?» «Claro, tanto tu mamá, como la mía, y las otras tías, se lo chupan a sus maridos.» «Pero vos no sos mi marido…» «¿Qué sabés si dentro de unos años no lo somos? ¡Me gustás mucho!» ¡Allí la cagué! «A mí también me gustás. Siempre sos muy cariñoso.» Muchos besos y abrazos. Yo seguía en cuclillas. Con una mano me tomó de la cabeza, con la otra me la metió. «Pasale la lengüita. Apretá con los labios. No clavés los dientes.» Hice tal como me dijo. ¡Nunca fui tan dócil! «Chupá como si fuera un helado.» ¡Para qué! ¡Me gustó un montón… Y en eso estaba, cuando inopinadamente, alguien andaba por allí… ¡Ojo! Todo esto que me acuerdo es que muchas veces lo recordé…, bueno, más o menos…, con palabras de ahora… ¡Shhh! dijo Raúl. Guardó el pito. Yo me paré. Nos quedamos quietitos. Él con su pito apretándome la cola, y abrazándome a la altura de mis tetitas, qué si bien no eran nada notables, tenía pezones grandes que se me habían puesto durísimos. ¡Nunca había sentido eso!” 
    Y como te dije, empezó mi historia. A partir de ese día no quería estar lejos de Raúl por nada del mundo. Y en nuestras “escondidas” no solamente no dejaba de chupárselo, sino que un día, en el cual nadie nos interrumpió, me llenó la boca de leche…, que, si bien yo escupí, Raúl me dijo que eso hacía muy bien a las nenas, pues la hacía crecer y tener tetitas grandes. ¡Y yo me lo creí! No sé sí por el semen de Raúl o porque los años fueron ...