1. Dulce hermanita


    Fecha: 19/11/2018, Categorías: Dominación / BDSM Autor: LadyB, Fuente: SexoSinTabues

    ... hacia atrás. Los minutos pasan y se transforman en horas. No me detengo, no le doy descanso, hasta que quedo satisfecho. Ni sé cuántas veces eyaculé dentro de ella. Entonces suelto las coletas de mi hermana y su cuerpo cae hacia delante, sin fuerzas para siquiera sostenerse, desprendiéndose de mi pene. Yo, exhausto, me acuesto sobre mi espalda a su lado. La pequeña se encuentra en un estado casi de inconciencia, me mira inmóvil, jadeando con la boca entreabierta. De su vagina abierta brota una mezcla de semen, sangre y orina que mancha la cama. Nuestros cuerpos están empapados en sudor. Rocío, arrastrándose con dificultad, mareada y casi sin fuerzas, acerca su boca a mi pene (que hasta hace unos segundos golpeaba su interior) y empieza a mamarlo. La he convertido en una adicta. Poco a poco va recuperando energía y me lame y succiona más rápido, cada vez más desesperada, deseando ardientemente tragar su premio. Yo solo la observo y disfruto de sus labios y su lengüita moviéndose alrededor de mi pene. Cuando eyaculo en su boca, ella se asegura de que todo quede dentro y se levanta mirándome, colorada, con la boca llena. Sabe que no puede tragarlo sin mi permiso. -¿Lo quieres? -pregunto. Ella asiente. -Puedes hacerlo -le digo. La niña se lo traga todo, gustosa. -Ahora trae la correa… -ordeno. -No, por favor, hermano ¿Qué hice? -exclama ella aterrada. -Comenzaste mamarme sin permiso, Rocío, aún te falta disciplina. -Perdóname, por favor, no me di cuenta, no lo volveré a hacer… ...
    ... -Si escucho una palabra más, el castigo será el doble. Ahora trae la correa. La pequeña, con lágrimas en sus ojos, obedece y vuelve con un grueso cinturón de cuero en sus manos. Lo recibo y le meto en la boca todo mi calzoncillo (tengo que empujarlo con los dedos para entre por completo). -Ponte en posición -le digo. Ella camina hasta la pared y se dobla, apoyando las manos en ésta y dejando su trasero paradito y apuntando hacia mí. Muevo el brazo con el cinturón hacia atrás y lo azoto contra su pequeña nalga con todas mis fuerzas. Ella se retuerce de dolor y de no ser por la prenda en su boca su gemido sería un grito desgarrador. Una marca roja queda en su piel lastimada. Sin dejarle descansar, vuelvo a estrellar la correa en su trasero, intentando hacerlo aún más fuerte. Uno tras otro los azotes llegan a sus nalguitas, que con cada golpe se enrojecen más, pareciéndose a dos tomates brillantes. La niña llora y gime, desesperada, pero no se mueve de esa posición. Estoy cansado, por lo que decido detenerme. Pero verla así hace que me excite y noto que estoy erecto otra vez. Aprieto sus nalgas con mis manos para separarlas, están ardiendo, ella se estremece adolorida. Y meto mi pene en su vagina sin avisarle (ella salta de sorpresa y dolor), para de inmediato empezar las embestidas salvajemente. Cuando (nuevamente) quedo satisfecho saco mi pene de su destruido interior. -Vístete -le digo, mientras yo hago lo mismo. Ella caminando con dificultad, sufriendo a cada paso, afirmándose ...