La Fascinación de lo Desconocido - Relatos Eróticos

La Fascinación de lo Desconocido

... el columpio. Sigo con la mirada la dirección de donde provenía aquella voz y me encuentro con un hombre de unos 50 años aproximadamente, alto, con una barba prominente, poblada de canas, al igual que su cabello.

Escucho como me dice sonriendo:

-       Alguien llego primero a mi lugar reservado para fumar.

Lo miro un poco desconfiada mientras me rodea para tomar asiento en el columpio libre.

-       No podía dormir, vivo cerca y vengo regularmente de noche a fumar un poco cuando pasa, mi esposa odia el olor a cigarro y me obliga a salir de casa para hacerlo.

No respondo, solo sigo balanceándome lentamente mientras miro hacia el frente, la luz de la luna se vuelve más tenue, echo un vistazo al cielo y noto como algunas nubes comienzan a cubrirla. El hombre enciende un cigarro y el olor me hace volver a notar su presencia.

-       El olor a cigarro me da asco.

Alcanzo a decir sin mirarlo, el hombre se disculpa y lo arroja al suelo, sigo el trayecto del cigarro con la mirada y veo como lo pisa suavemente, lleva puestos zapatos de vestir, parecen de cuero, y por un momento me imagine de rodillas dando un tierno beso a esos zapatos. Fue tan impresionante la imagen que la vergüenza recorrió mi espalada y como acto reflejo me puse de pie. La mezcla de emociones que viví en casa parece que me están traicionado y no me dejan pensar con claridad.

El también se pone de pie – No quise incomodarte, solo me ayuda a atraer el sueño fumar un poco

Miro un poco ...

... mejor su rostro, no es feo ni tampoco atractivo, pero su mirada es intensa, vuelve a hablar,

-       No está siendo una noche fácil para ninguno entonces.

Me mira y saca de su bolsillo un pañuelo, lo extiende y me dice que lo use si lo necesito, creo que mi expresión debió indicarle que no comprendía a que se refería

-       Para limpiarte el rostro

Llevo los dedos a mi rostro y puedo sentirlo mojado, debí haber llorado sin darme cuenta

-       ¿Quieres caminar un poco?

Sin pensarlo mucho, suelto la pregunta y él me sigue en silencio. Me pasa el pañuelo generando que no pueda contener más las lágrimas, en silencio caen mientras nos adentramos en el parque. Había visto la entrada al pasar un par de veces por la zona, pero nunca me tome el tiempo de entrar, es más grande de lo que imaginaba. El desconocido seguía caminando a mi lado sin decir una palabra. A veces miraba al cielo y luego a mí. La luna cada vez ilumina menos por los árboles que obstruían su luz, pero aún podía verlo perfectamente. Es alto y parece estar en buena forma. De reojo trato de observarlo un poco más, intentando que no se note, tal vez mi inestabilidad emocional me llevo a sentirme atraída por aquel desconocido, pero pude sentir cómo el calor volvía a crecer en mi entrepierna, mientras observaba como sacaba las manos de los bolsillos. Todavía me encontraba excitada, con las emociones revueltas, pese a mi alivio temporal en la regadera. Debo alejarme de ese desconocido y organizar mis ...