1. (21) Los amores de Ana Etxeberría


    Fecha: 06/08/2017, Categorías: Infidelidad Autor: Mister Neron, Fuente: CuentoRelatos

    ... ves a Gabriela también necesita un psiquiatra –rió Ana tras ajustarse la minifalda.
    
    -¿Estarás de vuelta en una hora? –quiso saber el policía.
    
    -Estaré de vuelta cuando me salga del higo. A mí nadie me controla.
    
    -Pero tú sí me controlas a mí. ¿Has lavado mi ropa o la has quemado?
    
    -Elije la opción que más te guste.
    
    -Eres una puta mentirosa. ¿La has quemado? ¡Jodida puta!
    
    -Ana uno. César cero. ¡Yeah! –se dispuso a irse Ana.
    
    -Hey, no te vayas. Esto hay que hablarlo. Necesito ropa para irme.
    
    -Cómemela, cabrón.
    
    -Un momento, ¿quieres dejarme aquí encerrado? ¿Follando las 24 del día como un esclavo sexual?
    
    -Gabriela, rectifico. Perrealo.
    
    Y los saltos de Gabriela se volvieron más extremos.
    
    -¡Au! ¡Gabriela, para!
    
    Ni caso.
    
    -¡Ay! ¡Me haces daño!
    
    Ana se despidió con una peineta de dedo.
    
    -¡Ana, eres una hija de puta! –la miró el inspector con rabia.
    
    -Mi madre no es puta, pero yo sí. Gabri, destrózalo.
    
    -Hecho.
    
    -¡Auuuuuu! ¿Qué coño haces?
    
    Ana salió de la habitación con aires de triunfo. Recorrió varios pasillos hasta abrir una puerta en concreto y entrar.
    
    -Hola, guarrillas y cabrones –saludó Ana a un grupo de amistades apostados frente a un plasma panorámico-. ¿Cómo va?
    
    -Sufriendo como un condenado –rió una a carcajada suelta.
    
    -¿Va bien el sistema de cámaras?
    
    -De puta madre –la recibió Darío Anglada.
    
    -Choca –puso Ana el culo y Darío lo abofeteó con satisfacción.
    
    -Las cámaras están estratégicamente colocadas y todas ...
    ... en HD. ¿Hay algo que no sepas hacer?
    
    -Sí, rezar. A ver, ¿cómo está nuestro pimpollo? –miró Ana el plasma donde se veía la escena sexual entre Gabriela y el inspector Balaguer.
    
    -Lo está apaleando con el coño –reía una chica.
    
    -Así me gusta. Gabriela es mi chica. ¿Se ve bien la cámara del cuarto de baño?
    
    -Sí, no te preocupes –comentó Óscar Lozano-. Ya sabemos que es tu hábitat natural.
    
    -Vete a cagar.
    
    -Claro, y luego te la comes con guarnición.
    
    -Que te jodan, Óscar.
    
    -Madre mía, esto es sexo salvaje –aulló una voz femenina.
    
    -Ani, hablemos –se la llevó Darío a un sitio más privado.
    
    -¿Desde cuándo quieres hablar conmigo? Yo pensaba que nuestra relación era puramente sexo.
    
    -Ja, ja, ja, mira cómo me río –se cabreó Darío-. ¿Por qué siempre intentáis todas ser graciosas? Ya lo sois con las bragas bajadas en los pies.
    
    -Ahora la que se ríe soy yo, ja, ja y ja, mira cómo me descojono. ¿Esto es lo que querías decirme?
    
    -Carolina sospecha.
    
    -¿Cómo dices? No puede sospechar. La dejé en el comedor comiendo mierda en forma de puré de patatas.
    
    -Eso fue hará unas tres horas. Es lo que pasa cuando se folla tanto tiempo, que pierdes la noción del tiempo.
    
    -No puedo estar en todo, Darío. Estoy en mil cosas.
    
    -Claro, follándote mil cosas.
    
    -Vale, dime. ¿Qué sabe esa zorra?
    
    -Hace diez minutos, ha follado en su cama con una confidente nuestra. Carol no lo sabía y le ha contado lo que ella sospecha y es lo que realmente sucede.
    
    -O sea, que lo sabe ...