Mi primer footjob: se corren en mis pies
Fecha: 09/05/2024,
Categorías:
Fetichismo
Tus Relatos
Autor: Charapola, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X
... mi amigo le hacía a mis pies yo lo podía sentir en mi panocha. —¡Dame verga papi, dame verga por favor, la quiero aquí!— Le dije gimiendo como si no fuera yo misma. Le bajé los pantalones y los bóxers y sin preguntarle le agarré la verga y empecé a masturbarlo muy rápido. Con una mano lo masturbaba y con la otra me masturbaba yo. Si hubieran visto la escena hubiera sido muy gracioso verme en esa posición: Yo seguía sentada en el escritorio con las piernas abiertas, con uno de mis pies en la boca de Sergio, con una mano mi vagina y la otra en medio de mis piernas jalándole la verga.
Entonces Sergio me agarró otra vez ambos tobillos, me bajó las piernas, se acercó mis pies a su verga y me dijo. —¡Jálamela con los pies Paola, con estas pinches patotas gigantes que tienes! Usa esos dedos largos para sacarme la leche. —Yo no tenía idea que se podía hacer eso, pero me pareció algo tan pervertido y morboso que me excité aún más. No tenía idea de lo que estaba haciendo, así que traté de hacer con mis pies lo que hubiera hecho con mis manos: abrí mis dedos del pie izquierdo y metí su verga entre mis dedos para sostenerla bien y que no se moviera, y puse mi pie derecho de lado para agarrarle la verga con mis dedos largos, como una pinza. Mis dedos de los pies son tan largos que alcanzaban a envolver casi toda su ...
... verga, casi como si la estuviera agarrando con mi mano. Empecé a masturbarlo de arriba a abajo unos segundos y después intercambié mis pies. Sentir una verga en mis pies era una sensación completamente nueva, pero a la que ahora me declaro totalmente adicta. Empecé a improvisar un poco y de pronto le acariciaba las bolas con la punta de mis dedos, o ponía mis dedos sobre su glande y doblaba mis dedos para apretársela.
Al principio, cuando decidí seducirlo al llegar al salón, mi primer deseo fue cogérmelo, pero ahora lo único que pasa por mi mente era cómo se sentiría si se venía y me botaba la leche en los dedos de los pies. Seguí usando toda la habilidad de mis pies y mis dedos para hacerlo venirse, hasta que uno o dos minutos después lo sentí estremecerse, supe que iba a venirse ya y le dije: —Quiero que te vengas aquí, en mis pies. Quiero toda tu leche en mis patas. Por favor dame esa leche, dámela papi, la quiero toda, toda en mis dedos… —Se vino y eyaculó encima de mis pies.
Cuando creía que no había sensación más placentera que sentir una verga penetrándome, conocí la maravillosa sensación de tener una verga entre los pies, pero desde ese día y después de tantos años, sé que no hay sensación más rica y placentera que sentir el semen cayendo sobre mis pies, metiéndose entre mis dedos, espeso y caliente.