Días previos a su boda (Primera parte)
Fecha: 22/11/2018,
Categorías:
Erotismo y Amor
Autor: Arandi, Fuente: CuentoRelatos
... acerqué a un camarero.
Roberto se había puesto de acuerdo con su amigo, el camarero, para que me llevara a la bodega. Una vez que aquél me llevó le di una propina y se marchó dejándome allí solo. Con cuidado, coloqué unas cajas de madera sobre otras y trepé hasta poder asomarme hacia los cubículos con mi celular, ya preparado, para grabar lo que sucedía tras ese muro.
Cuál sería mi sorpresa al ver que Jazmín y mi amigo ya estaban en plena faena sexual. Aquel no había sido el trato. Claramente le había dicho que creara una situación comprometedora, pero no que se la follara.
Roberto estaba sentado en una silla plegadiza y sobre él Jazmín ya lo cabalgaba cual verdadera jinete.
Haciendo a un lado mi primer impacto, me asombró el desenvolvimiento de mi antigua compañera, nunca me habría imaginado con que agilidad e ímpetu podría moverse en una situación así.
Los gemidos de Jazmín llenaban el lugar, el cual, por sus características, creaba una reverberación acústica que los hacían aún más cachondos y sensuales. Escucharla gemir así, y verla menearse de tal forma, me hizo pensar que aquella mujer verdaderamente necesitaba una cogida así. Y qué pendejo había sido al no aprovecharla y, en vez de eso, dársela en bandeja de plata a mi amigo Roberto.
Poco después, vi cómo Roberto, tomándola de su cintura con ambas manos, la levantó hasta que su gordo pene escapó de lo que parecía una apretada opresión vaginal. Jazmín se quedó parada frente a él, contemplando, ...
... atónita, aquel falo como si ella no pudiera asimilar aún cómo tal pedazo de carne (tan largo y grueso como el brazo de un niño regordete de dos años) hubiese podido entrar todo en su estrecha cavidad.
Mientras de forma ágil y resuelta, Roberto acomodaba a Jazmín sobre sus cuatro extremidades en aquella pequeña silla (de tal forma que pudiera follársela de a perrito), alcancé a escucharla diciéndole que era la primera vez que cogía con alguien a quien apenas había conocido. Roberto, sin decir nada, sólo se limitó a levantarle la falda (que Jazmín ni siquiera se había molestado en quitar) y la comenzó a penetrar.
Debo reconocer que el cabrón de mi amigo sabe su oficio pues, desde las primeras embestidas, ya la tenía gimiendo de placer. Los embates eran cada vez más brutales mientras que las manos de él se aferraban a la estrecha cintura de mi ex compañera con tal fuerza que no le permitían escapar de tan frecuentes y feroces penetraciones.
Las nalgas de Jazmín eran todo lo hermosas que imaginé. Hechas de carne prieta, demostraban su firmeza pese a su gran volumen y los empellones que estaban recibiendo.
Pese a los varios minutos que duró tal cópula, él no parecía agotarse, la bombeaba duro y constante, al mismo tiempo que Jazmín expulsaba gemidos cada vez más agónicos de placer. Parecía que Roberto podría seguir así por horas, sin embargo, mi amiga, después de tan sólo veinte minutos, ya no aguantó más y gritó:“¡Ya... ya por favor para, para!”.
Después de una última y ...