1. Y fui profesional: Mi graduación de puta


    Fecha: 23/11/2018, Categorías: Sexo en Grupo Autor: Elzita Zorrita, Fuente: CuentoRelatos

    Mi esposo había sido cambiado de sede, para nuestra alegría lo mandaron a Rio de Janeiro. Y comenzamos a explorar la ciudad. En algún momento unos amigos lo invitaron a un local pecaminoso muy céntrico, en Copacabana, en el Beco das Garrafas, una parte bohemia muy conocida. Lo que me conto después me dejo con ardor en la concha. No dije nada y esperé.
    
    Algún tiempito después, salimos a festejar algo a un buen restaurant muy cerca de aquella boite, comimos y bebimos de primera. Al final, medio borrachita, me sugirió ir a la boite, acepté sin reparos. Estaba a unas dos cuadras, por lo que fuimos a pie, contentos. Al llegar, me encontré en un local típico, en penumbra clara, lleno de gente diversa. Nos sentamos y ordenamos unas cervezas, cuando se me comenzó a pasar la borrachera me sorprendió lo que vi: muchachas con muy poca ropa, claramente putas, circulando y aquí y allí, parejas cogiendo o mamando, sin ningún recato o pudor. Sentadas estaban bastante mujeres, algunas claramente huilas y otras no, casi todas desnudas o semidesnudas.
    
    Mi marido después de algunos momentos comenzó a meterme la mano, subiéndome el vestido y acariciando las piernas y el coño. Por arriba me bajó los tirantes descubriendo los pechos.
    
    Notamos que dos jóvenes sentados junto a mí ya estaban muy atentos, fijos a mis piernas y chiches.
    
    Para que me acariciara mejor, me puse de frente e mi marido, que calmamente me chupaba los pezones y me bajó la falda y los calzoncitos, dejándome ...
    ... encuerada a la vista de todos. Yo ya estaba ardiendo y queriendo verga, no me importaba como estaba.
    
    Me dijo: Mámame… de inmediato me senté junto e inclinada de lado me bajé a chupar su palo. Mas tardé en quedar así que uno de los vecinos, me clavo su pija, la sentí y empecé a mover el cabús siguiendo el ritmo y sin soltar el palo; el pendejo terminó rápido y de inmediato se puso junto el otro para también chingarme sabroso, y se fueron. Mi marido me llenó de leche y nos sentamos a descansar.
    
    —Muy interesante. Te jodieron dos cabrones escuincles ¿Te gusto?
    
    —Si, fue diferente y estuvo muy bueno, es chistoso que no me siento incómoda encuerada y cogiendo en público. Creo que te casaste con una puta.
    
    —Siii… Una putita linda y cachonda…
    
    Regresamos muchas veces, cada vez más a gusto, ya no había problema en ser como las huilitas del lugar, y no era la única aficionada, éramos varias, y todas bien busconas.
    
    Ya habituados con los lugares, llegando una noche vimos en la calle un joven invitando mujeres a trabajar en otra de las boites. Me subió la falda a casi los calzones y me sugirió que me le acercara.
    
    -¡Hola! ¿Estás buscando mujeres?
    
    -sí, examinándome sin recato. Vio una buscona, y me llevó a otra de las boites de la calle. Adentro, el gerente me indicó un cliente y me senté. Vino la platiquita pendeja de costumbre ya acariciándome las piernas. Pero solo quería beber, y no pasamos a más. Fue parecido con otros dos
    
    Algo después entro mi marido, que viendo ese ...
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