1. Mi primera vez siendo una jovencita de 18 años


    Fecha: 06/08/2017, Categorías: Confesiones Autor: Memoriasdeunage, Fuente: CuentoRelatos

    Recuerdo mi primera vez como si se tratase de ayer. Ocurrió el 2 de mayo del 2013 y yo tenía 18 años. Era una adolescente exploradora de su cuerpo y lo disfrutaba como nadie, pero quería descubrir ese mundo erótico entre un hombre y una mujer. Jamás me había desnudando ante alguien, la única que conocía mi cuerpo al natural era yo.
    
    El chico con el que quedé un día y al cual lo conocí por una red social de citas, era simpático, pero no me gustaba tanto físicamente (o eso creía). Era mayor que yo y yo era una chica tímida, nerviosa e ignorante en el plano del sexo excepto en la auto masturbación. Quedábamos por segunda vez, en nuestra primera cita no nos besamos porque yo no quise.
    
    Era de tarde, estábamos en un parque y nos pusimos a jugar, del juego a las caricias hubo tan solo un paso y de las caricias, nuestros labios se acercaron y se empezaron a conocer. Estaba en un banco, yo sentando encima suya y todo iba tan bien. Habíamos roto el hielo y eran lentos los besos que siguieron más y se convirtieron en apasionados, con lengua. Sus brazos me rodeaban y me presionaban contra su pecho. Los besos fueron a más y era el diálogo que llevamos hasta que me preguntó si quería que fuésemos a su piso. Yo le respondí que sí porque notaba que él quería, ¿y por qué no.De camino a donde vivía fui pensando en lo que ocurriría cuando estuviésemos allí, solos. No iba con la idea de acostarme con él, no veía ese día para mi primera vez ni era el chico con el que quería perder mi ...
    ... virginidad.
    
    Llegamos, pasé a una habitación caótica: todo estaba desordenado, había cajas y maletas sin deshacer. Caminaba paso a paso porque al no estar tan iluminada el cuarto, notaba que en cualquier momento me iba a tropezar con algo. Ese lugar me hizo poner nerviosa y distante con él. Me preguntó si me pasaba algo y yo le respondí que nada con una sonrisa nerviosa. Estaba sentada en la cama, en la otra punta de donde estaba él. Tenía la cabeza baja y con la vista en el móvil porque esperaba el mensaje de otro chico que quedó en escribirme para vernos después de que quedara con este. Viéndome así, se enfadó un poco y me pidió que si podría dejar el móvil un momento para prestarle atención. Me. preguntó si todo el tiempo que íbamos a estar allí, en esa habitación horrible, iba a ponerme en esa postura. Dejé el móvil. Se acercó hacia mí y acercó una mano a mi rostro y lo llevó hacia la suya, retomamos los besos del parque. Me dijo que me podía quitar el calzado para estar más cómoda en cama, y me los quité y subí arriba. Seguimos besándonos y me tumbó en la cama de manera que estaba él encima de mí. Al principio, como en el parque, el ritmo de los besos era lento interviniendo nuestras lenguas. Cuando el ritmo aceleró porque me empezó a besar por el cuello, ya eran más apasionados. Se quitó la camiseta, noté que se quitó prenda porque ya había iniciado la marcha, pero no me importó porque el porte que veía me gustaba, tenía un buen cuerpo y un tatuaje arriba de sus partes en el ...
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