Una Colegiala me Cogiò porque estaba Aburrida y Caliente
Fecha: 15/07/2024,
Categorías:
Jóvenes
Tus Relatos
Autor: JimenaNavarro, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X
Relato 1
Hola a todos. Este relato forma parte de un libro que escribe sobre experiencias sexuales de la categoría de incesto, infidelidad, intercambios, parodias y fantasías. La idea de cortar por escenas estas publicaciones es para que disfruten algunos de los momentos más intensos y que si quieren entender todo el contexto, vayan a leerlo con la advertencia de: Mucho Texto, pero nada de lo que se puedan arrepentir para leer.
Saludos,
Una Colegiala me Cogiò porque estaba Aburrida y Caliente
Al paso de la primera hora y algunos tragos de cerveza el ambiente se calentó. Entre el sonido que provocan los labios cuando se besan con ansia y los leves gemidos de Fabi, Alejandra comenzó a cambiar su rostro. De ser la chica sin gracia y diferente a todo lo que acostumbraba, pasó a una joven traviesa que poco a poco separaba sus piernas para que su mano alcanzara su entrepierna. La estaba pasando bien y su intención era que fuera mejor. De un momento a otro me volteó a ver.
- Mira, no eres mi tipo, pero me estoy calentando. ¿Quieres coger? - Me preguntó seria, directa y sin contemplaciones.
- Mira, así son las chicas hoy en día, ¿no? - Dije sin responder queriendo ser gracioso.
- Déjate de pendejadas. ¿Si o no?
Me quedé callado en definitiva y solo dije sí con la cabeza para que lo siguiente fuera verla levantarse, subirse su falda y sentarse en mis piernas para comenzar a besarme.
Una vez más vi la transformación de la hembra y cada vez era ...
... más valiente o liberal. Sus manos tomaron mi cara y me plantó un beso que hasta el día de hoy no he olvidado y que procuro tenerlo al menos una vez por semana si las preocupaciones del matrimonio lo permiten. Con timidez comencé a acariciar sus delgadas piernas notando que no tenían vellos, estaban lisas y suaves tal y como siempre me han gustado. Mis manos torpemente paseaban por sus rodillas, los muslos, las pantorrillas apretadas por el poco peso de su cuerpo y pude haber estado así no sé cuánto tiempo si no fuera porque ella misma, ya desesperada, me tomó de los hombros para empujarlas hasta sus nalgas.
Quiero decir que hasta ese instante ni siquiera le había dedicado una mirada a su cuerpo pues con ese uniforme no podía esperar demasiado, pero al llegar a sus glúteos una sensación me llenó por completo y no pude evitar apretárselas con una desesperación tal que comenzó a gemir. Al paso del tiempo pude saber que eso le encanta, incluidas las nalgadas, azotes leves y las mordidas.
Así estuvimos unos minutos, pero cuando los gemidos de nuestros amigos fueron a más parecía como si hubiéramos aceptado el reto de quién lo hacía más y mejor y Alejandra se puso de pie.
- ¿Quieres ver lo que tengo aquí abajo? - Me preguntó coqueta pero ruda.
- Sí, quiero verlo. - Le respondí ya sin pena.
Con un movimiento suave desabotonó su falda por un lado y bajó el cierre para que la prenda cayera hasta el suelo. Lo que vi me maravilló por completo. Un par de piernas delgadas, ...