1. Mi tía Carla y las consecuencias


    Fecha: 25/11/2018, Categorías: Incesto Autor: iccs, Fuente: SexoSinTabues

    Mi tía Carla y lo que vino después Voy a introduciros en datos familiares. Tengo 32 años, soy el mayor de tres (un chico, yo, y dos chicas) y aún vivo en casa con mi madre de 55 que se divorció hace cinco años de mi padre por sus continuas infidelidades. Mis dos hermanas ya están independizadas con sus respectivos maridos, y yo lo hubiera hecho por igual, pero cuando mi madre se divorció yo no tenía novia y quise hacerle compañía en casa hasta ver que se recuperaba del divorcio. Ahora me estoy planteando salir de casa, pero tengo mis dudas, más tarde lo entenderéis. Mi madre es la mayor de seis hermanas, es enfermera; y su hermana pequeña (mí tía) se llama Carla tiene 40 está soltera y es agente de bolsa. Nos llevamos ocho años, así que de pequeños hemos jugados juntos y tenemos mucha confianza. No la veo como mi tía sino como a una hermana mayor. Hecha la introducción vayamos a los hechos. Desde el divorcio, Carla tomó la costumbre de venir a dormir a casa muchas noches tras que saliera de copas. Ella vive en un pueblo cercano a la ciudad donde resido, y deja el coche en casa, luego toma un taxi de ida y vuelta, y así se ahorra la posibilidad de multas en los controles que hay a la entrada del pueblo donde vive. A la mañana siguiente, ya despejada toma su coche y regresa a su casa en el pueblo. Aquella mañana de hace casi seis meses, mi madre me despertó, como otras muchas veces anteriores, avisándome que Carla dormía en casa, que había llegado tarde y que suponía que se ...
    ... levantaría tarde, pero que la tendría que llevar a su casa pues se le había averiado su coche. Ella se iba a trabajar, tenía turno de mañana y no regresaría hasta el mediodía. Cuando oí que mi madre cerraba la puerta, como otras veces, me dirigí a la su habitación, pues cuando Carla venía a casa dormían juntas. Y ahí estaba, profundamente dormida. Me acerqué y levante suavemente la sábana que le cubría, como otras veces sólo tenía puestas una tanga, sus pechos al aire… Sin darme cuenta me había transformado en un mirón, me regocijaba en su cuerpazo y me iba a mi cuarto a masturbarme. Pero esa mañana fui más lejos después de desahogarme, volví, la destapé de nuevo y la olí en su entrepierna, incluso me atreví a levantar suavemente su tanga y comprobar que tenías las inglés a la brasileña y le quedaba precioso. De nuevo volví a mi habitación a desahogarme recordando esa visión y ese rico olor a hembra. Al medio día mi madre regresó, Carla se levantó, almorzamos juntos y luego la llevé a su casa. En el corto viaje tuvimos una charla normal y al llegar me pidió que entrara para que le ayudara a mover un mueble. Fue a quitarse el vestido y se puso unos vaqueros, una camiseta que dejaba notar sus pezones endurecidos y unas zapatillas de deporte, movimos el mueble e iba a despedirme cuando me dice que se había dado cuenta de lo que había hecho en la mañana, que se despertó al salir de mi primera incursión que hice en la habitación y que en la segunda aún no se había dormido y se dejó ...
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