1. Mi tía Carla y las consecuencias


    Fecha: 25/11/2018, Categorías: Incesto Autor: iccs, Fuente: SexoSinTabues

    ... con Carla y mi madre; había tenido sexo buenísimo con las dos y ninguna sabía de la otra, increíble, una pasada. Evidentemente mi madre y yo compartíamos bien su habitación o la mía. A las dos semanas Carla anunció que se quedaría a pasar la noche como ya era costumbre. Mi madre cambió sus sábanas para que no hubiera ningún rastro mío. Al mediodía siguiente Carla, tras al almuerzo, me pidió que le volviera a llevar, que su coche estaba en reparación de nuevo. Al salir me dijo que era una excusa para que nos fuéramos a su casa, que ella tenía el coche unas manzanas abajo, la llevé a su coche y en su casa volvimos a pasarlo increíblemente. Pasaron los meses y esa rutina maravillosa se prolongó, hasta un sábado que tras que Carla se levantara al medio día se fuera se compra con mi madre. Yo salí a jugar un partido de fútbol con los amigos y al regreso mientras me duchaba oí que habían llegado y que Carla se iba a quedar a cenar y a dormir. Tras la cena estuvimos en el salón en una tertulia agradable hasta que decidieron ir a dormir, y en ese momento le dije que la noche era fría y que si había sitio para uno más en la cama, ambas se miraron como buscando una asentimiento mutuo, hasta que mi madre dijo: bueno, mi cama es extra grande y no estaremos muy apretados. Me avisaron cuando se habían cambiado y entré con la luz apagada y me metí entre las dos. Al poco estábamos durmiendo, ...
    ... yo al menos dormí pronto, pero calculo que no habría pasado ni una hora, Carla me la estaba tocando por debajo del pijama. En la penumbra de la noche observé una sonrisa cómplice y juguetona, así estuvo unos minutos hasta que mi madre se volteó y quedó hacia mi lado, Carla retiró su mano y se hizo la dormida. Estaba quedándome dormido cuando noto que me la vuelve a tocar, pero esta vez era mi madre. Ahí sí que me quedé muy parado, sabía que Carla podría estar aún despierta y que podría notarlo. En efecto, Carla entonces alargo su mano acarició la mejilla de mi madre con ternura, mientras mi madre sorprendida retiraba su mano de mi miembro, pero Carla bajo su mano hasta encontrar la de mi madre y la bajo junto a la suya hasta mi miembro. Dos manos masajeaban y jugaban con mi pene. Estaba alucinando. La complicidad fue total, entre ellas, no hubo más que besos dulces y algunas caricias, nada lésbico, pero sí muy entrañable. Nos conseguimos dormir al amanecer, cuando despertamos estábamos sin ropa, nos abrazamos, besamos y acariciamos. Nos levantamos, desayunamos y pasamos el resto del día en el dormitorio. La rutina sigue, duermo con mi madre, uno o dos días a la tarde con Carla, lo pasamos genial y muchos fines de semanas lo pasamos los tres. No es nada de sexo por sexo, hay mucha complicidad, pasión y afecto real. No sé cuánto durará esto, pero mientras dure, lo voy a gozar. 
«123»