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Mis amigos albañiles me hacen trampa para aprovecharse de mí
Fecha: 26/11/2018, Categorías: Gays Autor: Shazam, Fuente: CuentoRelatos
El Corcho, el Gordo y yo somos amigos desde pendejos. No terminamos el secundario y hace 2 años que trabajamos de albañiles. Nos alcanza para el asado obligado de los domingos y el escabio de todos los días. El Gordo le pasa unos pesos a una minita que dejó embarazada y el nene ya tiene 1 año. Desde chicos que estos dos culeados me cargan que tengo orto de mina. Dicen que parece el culo de una negra de las pelis porno porque es grande, redondo y duro. Pero yo soy el más blanco de todos. Sobre todo más que el Corcho que le decimos así porque en un acto de la primaria le dijeron que le pintaran la cara con un corcho quemado y la madre lo mando sin nada porque dijo que no hacía falta de lo negro que es jajaja. Bueno, resulta que estos cabrones cuando pueden me tocan el orto y me apoyan. Yo me agacho a agarrar algo y enseguida tengo a alguno atrás mío jodiéndome las pelotas. Lo peor es que me gusta la atención, no porque sea puto, sino porque me siento el más lindo de los tres. Siempre me llevo la mina más linda y me encanta refregárselos en la cara. La cagada se armó cuando empezamos a trabajar con el “Jefe”. Un viejo cómo de 50 años que se hace el que se las sabe todas. Yo le discutía mucho y se agarró bronca conmigo. Al viejo se le ocurrió que después de los almuerzos jugáramos al truco todos los días. El jefe siempre elige al Corcho y a mí me toca el Gordo que es medio boludo. La cuestión es que después de unas semanas les agarré la mano y con el Gordo a cuestas le ...
... ganábamos igual y los re sobrábamos. Se ponían rojos de rabia y el Corcho me puteaba y arremetía con las cargadas por mi culo. El jefe tomo nota. Desde ahí me empezó a mirar raro y susurraban con el Corcho y se cagaban de risa. Una vuelta, después de perder terriblemente, pusieron la excusa que era por falta de incentivo. Y que estaban distraídos porque estaban re calientes. Yo les dije que con el gordo estábamos igual, pero siempre ganábamos. El jefe me dijo que si era tan cocorito, que hiciéramos una apuesta. El equipo que perdía le tenía que chupar la pija al otro equipo. Yo me cagaba de risa de la idea pero el gordo me llamó aparte y me pidió que jugáramos. Hacía más de un año que no lo peteaban y estaba seguro que ganábamos. Se me vino a la cabeza el jefe y el corcho chupándome la pija y me re morboseé. Accedimos y los muchachos dijeron que al final del día, cuando termináramos de trabajar. Como a las 7 de la tarde cerramos todo y nos fuimos a la piecita de descanso, donde teníamos un colchón, las cartas y el chupi. Empezamos a fernetear pero el jefe y el negro tomaban menos, según ellos para concentrarse. A la mitad del partido íbamos re ganando, como siempre. En eso cantan falta envido y el gordo acepta diciendo que le van a chupar bien la pija. Cuando larga las 33 no lo podía creer! Pero el conchudo del negro baja sus cartas y también tenía 33, pero él era mano! La cuestión es que quedaban unas pocas manos más y lo podíamos dar vuelta. El jefe y el negro se ...