1. ¿A qué sabe tu vagina?


    Fecha: 10/09/2024, Categorías: Fantasías Eróticas Tus Relatos Autor: Marius, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X

    Aún tengo el recuerdo en mis boca del más dulce néctar que me permitiste probar. Todo empezó como una plática simple, sin pretensión alguna, en un momento fue más un regaño por mi desapego y falta de atención hacia nuestra relación. Tú me explicabas cómo mis acciones te habían lastimado, poco a poco me fuiste reclamando cada uno de mis actos. Meses antes me confesaste que en una época sientes atracción por mi y como yo te había ignorado, recordabas en específico aquella ocasión que me acerque a ti tomándote por la espalda sujete tu estrecha cintura para presionar mi cuerpo al tuyo en busca de tu cuello, mis labios recorrieron cada centímetro de tu piel dando pequeños besos hasta llegar al lóbulo de tu oreja, reconociste mi erección que buscaba el centro de tus maravillosas nalgas, sentiste como mi respiración cambiaba mientras mis manos te sujetaban con fuerza, nuestros cuerpos se llamaban para consumar ese acto de atracción física que se vio interrumpida súbitamente. Me confesaste como ese momento había sido para ti la vivencia más erótica en tu juventud, para mi fue mas que una sorpresa que tu aun me recordaras de esa manera, aunque ahora solo salian de tus labios acusaciones fundamentadas contra mi persona.
    	Después de una discusión tórrida en la cual sacaste todo tu rencor contra mí, poco a poco llegó la calma, tu enojo se desvaneció y recordaste todos aquellos momentos que nos hicieron amigos. Yo no podía dejar de mirar tus ojos verdes, vi pasar todas tus emociones ...
    ... en un instante, te tomé de las manos y te dije “amigos”. Tu sonreiste y nos abrazamos para firmar la paz. La plática siguió otro rumbo, comenzamos a brindar sin soltamos las manos, la fuerza de la atracción regresaba con más fuerza, el alcohol empezaba a desinhibirnos. De pronto me descubrí mirando los pechos, tu blusa negra transparente dejaba ver tu top negro que dibujaba perfectamente tus senos, mire tus piernas y me perdi en aquellos hoyos que tenia tu pantalon, pude ver tu blanca piel y empeze a imaginar mi boca recorriendola. 
    	En ese instante supe que debía arriesgarme como nunca lo había hecho antes, el vino me dio el valor que me faltaba para jalarte hacia mi y abrazarte por la espalda. Ahí los dos sentados, seguimos platicando y bebiendo mientras nuestro calor se combinaba y crecía. Tu cabello me quedo justo en mi nariz por lo que pude intoxicarme con tu perfume, mi corazon latia a mil, comencé a acariciarte el cabello, baje a tu oreja y recorrí tu cuello me diriji a tu hombro y metí mi mano en aquella blusa negra. Note tu cambio de respiración y aquel sobresalto cuando sentiste que mi mano se dirigía dentro tus ropas. Seguí acariciando tu hombro mientras que con mi otra mano rodee tu pequeña cintura.
    	Después de otro trago subí mi apuesta, recorrí rápida y suavemente mi mano de tu hombro a tu seno, tu sujetador no fue una barrera, diste otro pequeño salto mientras me dirigía a tu pezón. Lo tomé con delicadeza entre mi dedo pulgar e índice y empecé a girarlo ...
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