1. Sandra y Marta (1). Primera experiencia


    Fecha: 28/11/2018, Categorías: Sexo con Maduras Autor: roura92, Fuente: CuentoRelatos

    ... aunque ella no era precisamente muy visual en el sexo, tuvo ganas de poder contemplar aquello que hasta el momento solo había imaginado.
    
    Se desnudaron las dos simultáneamente, sin ceremonia. Sandra era alta, con un vientre musculoso envidiable, de piel clara y con ligeras marcas apreciables de bikini, los pechos eran pequeños, y cónicos más que hemisféricos. Comparativamente, Marta, era más baja y no se podría decir en absoluto gorda, sino más bien de complexión robusta, ancha de caderas y con los muslos de buen tamaño; los pechos, todavía menos que su amiga, de hecho usaba una copa AA de sujetadores, y esto cuando los llevaba que no era siempre. Su piel era bastante más oscura que la de Sandra, y no presentaba ninguna marca del sol, entre otros motivos porqué su color era natural, no de morena.Tampoco, ninguna de las dos iba depilada, entre su grupo social, y especialmente entre lesbianas, no estaba en absoluto de moda, salvo casos extremos de pilosidad descontrolada, o más allá de recortar los pelos que salieran fuera de un biquini, su opinión era que la depilación era una imposición machista y, además, algo perversa.
    
    Entraron juntas a la bañera, tiraron la cortina, y casi sin darse cuenta, se encontraron enjabonándose la una a la otra, luego frotándose, acariciándose y finalmente resbalando mútuamente sus pieles lubricadas con jabón. Se abrazaron en todas las posiciones posibles. Más tarde, con la ducha abierta otra vez, el jabón se fue aclarando, pero siguieron ...
    ... abrazadas hasta que la temperatura del agua —instalación antigua—, empezó a bajar.
    
    Cada una por su parte, mientras bajaron a cenar, tenía en la cabeza el tema de los azotes. Sandra, que tenía la experiencia de haberlo probado con chicas muy distintas, porqué quería saber qué es lo que a Marta le gustaría y hasta donde aguantaría. Marta, dudando sobre si la realidad colmaría sus expectativas sobre recibir una azotaina por parte de otra chica, mil veces fantaseara; también, temiendo no comportarse adecuadamente y creando un fracaso en su nueva relación. Pero mientras cenaban, el tema continuó sin salir a la conversación.
    
    Apareció en la escalera. Con un cierto sonsonete Sandra habló:
    
    —¿Ya eres consciente de que pronto vas a tener el culo rojo como un tomate?
    
    Marta se estremeció. Sí ciertamente había tenido horas para pensar en los azotes que iba a recibir, pero curiosamente el tema del enrojecimiento no lo había pensado hasta aquel momento.
    
    —Sí, claro —dijo con una cierta voz de duda—, no será la primera vez, pero sí la primera que no me lo haya puesto rojo yo.
    
    —¿Quieres decir que alguna vez te has azotado a ti misma? —pregunto algo intrigada.
    
    —Pues sí, bastantes veces, me excita mucho. Y desde hace muchos años.
    
    —¿Y nunca te ha azotado otra persona?
    
    —Sí, también, unas pocas veces, pero no funcionó ninguna de ellas. Fracasos. Demasiado flojo que no me excitaba, o una conversación que me producía rechazo.
    
    Llegaron a la habitación.
    
    —Mira, a mí me ...
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