1. Aquel lavabo...


    Fecha: 04/12/2018, Categorías: Masturbación Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues

    ... ducha, y que salían de la ducha. Miembros cimbreantes, demasiado grandes para mi imaginación, culos, piernas, torsos…, como las estatuas de mármol de los museos, pero de color carne y con pelos. Y, por supuesto, unos penes más grandes que los de las estatuas. Jeje, estaba convertido en un voyeur en toda regla. Pero, aunque esos penes que había visto fuesen grandes para mis conocimientos, todavía los vería más grandes. Es que en el vestuario los chicos no estaban con la polla tiesa. Eso lo vería después, en el lavabo de los chicos del colegio. ¿Polla tiesa?. Sí…, la mía la había visto ya muchas veces. También había visto alguna vez la de mis amigos cuando se pajeaban en clase, los muy osados. Tiesa…, pero de 10 años, o sea, blanquita y pequeña como un dedo meñique, sin comparación con los penes adultos del vestuario masculino. Yo no me pajeaba en público (en clase), y lo más que hacía en la intimidad de mi casa era frotar mi pene tieso, de una forma autodidacta, sin hacerme pajas. Pero, la forma de hacerse pajas, la conocía por mis amigos: agarrar el miembro y subir y bajar la mano. Ahora voy a contar cómo pille a chicos mayores pajeándose en el lavabo: Una vez que estuve castigado, tuve que salirme de clase (estaba en EGB, que era la enseñanza de entonces). Miraba por la ventana cómo los chicos de la formación profesional estaban en su recreo. Estos eran mayores. Su recreo no coincidía con el nuestro. Pero…, como me aburría en el pasillo, y todavía quedaba mucho tiempo ...
    ... para que acabase la clase, me fui al patio a beber agua y a mear al servicio. Entre como entraba otras veces, e hice un pis…, pero oía risas y comentarios subidos de tono. El lavabo era una fila de urinarios que daba la vuelta en una esquina. Al dar la vuelta y asomarme, había tres chicos mayores que estaban hablando mientras estaban en los urinarios, y ¡zas!, puede observar bien que de sus pantalones salía un palo oscuro y ancho que se sobaban suavemente. Rápidamente mi cerebro reinterpretó la imagen como que se estaban pajeando, pero, eran inmensas aquellas pollas que salían con mucho de aquellos pantalones. Estaban unos centímetros alejados de los urinarios y la visión era indudable. Ellos se dieron cuenta que un “intruso” joven se había colado en su fiesta y con risas me preguntaban que qué hacía allí. Yo les contesté que me habían castigado y que había bajado al lavabo. Ellos seguían pajeándose suavemente sin importarles mi visita, y me preguntaban si me gustaba lo que veía. Yo respondía sonriendo. La verdad es que estaba nervioso y un poco alucinado. Ya no eran aquellos penes cimbreantes del vestuario masculino, vistos a mayor distancia. Ahora estaba más cerca y eran unos penes anchos y largos en posición horizontal, erectos y grandes. Como no salí corriendo, sino que sonreía, uno de los chicos me animó a que fuera a su lado, y eso hice. Ahora miraba embobado su gran pene tieso. - Venga!. ¿Quieres agarrarme la polla? , me decía. Y, yo, sin responder de viva voz, pero ...
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