1. Terapia: Segunda parte


    Fecha: 07/12/2018, Categorías: Incesto Autor: Crusnik, Fuente: CuentoRelatos

    Luego, que descansamos un rato le pedí que me cuente todo.
    
    ―Ahora esclava, cuéntame todo sobre mi madre
    
    ―Amo, su mamá está confundida. Sus sentimientos son confusos desde hace unos años y su líbido ha aumentado con la menopausia.
    
    ―¡Interesante! Puedo hacerte una confesión –mientras con mis dedos sobaba su panocha― estoy loco por mi madre y necesito que me ayudes a conquistarla.
    
    ―¡Amoooo, ah aha! Eso es incesto, sucio.
    
    ―¿No te pone cachonda? ¿Te da morbo? Te estás mojando cada vez más. ¿Eres sucia?
    
    ― Sí, soy sucia… ¡ah! ¡umhh! Coge a esta perra obscena.
    
    ―Entonces, ¿me ayudarás a conquistar a mi madre?
    
    ―¡Claro! Pero primero hazme correrme.
    
    Al día siguiente el plan fue puesto en marcha en la sesión de mi madre. Por mi parte me puse a investigar en varias páginas y foros de internet, en algunos se decían que si se hace llegar a una mujer al orgasmo entra por un momento en trance y acepta cualquier orden que se le da (puede ser el motivo por el cual Silvana aceptó mis órdenes sin chistar) y en otro se afirmaba que hacerlo con la madre provoca mayor placer para ambos porque durante 9 meses fueron una misma persona.
    
    El primer paso consistía en sembrar la idea en su cabeza por medio de mensajes subliminales y otro tanto más directos. En la casa abracé a mi madre de una manera muy cariñosa y le di un beso en la mejilla. Luego se marchó al consultorio.
    
    ―Cuéntame Marina, ¿desde cuándo tienes esos sentimientos hacia tu hijo?
    
    ―Todo empezó cuando Arturo ...
    ... iba a graduarse de la secundaria. Fue difícil escoger un vestido para la cena, porque no iba a bailar con mi esposo, por lo que no quería lucir sexy, pero tampoco quería parecer una abuela, luego de muchas vueltas en el armario encontré un vestido largo, con poco escote y sin mangas. Mi hijo entró:
    
    ―Te veo muy bien, mamá. Tú eres la más bonita de las mamás de la escuela.
    
    ―Por supuesto ―respondí con una risa. Me sorprendió porque vino y me dio un abrazo
    
    ― Te quiero, mamá. –yo estaba muy emocionada.
    
    ―Te quiero también, cariño –respondí.
    
    Tuvimos un gran momento en la cena, Arturo parecía estar presumiéndome con sus amigos. Me sentí muy especial. Me hice una foto con mi hijo, pero mi hijo quería una foto donde estuviera sola. Dijo que quería una de mí para ponerla en su habitación y otra para su cartera. Pensé que era algo tierno de su parte.
    
    Cuando llegamos a casa me dio de nuevo un fuerte abrazo y un beso y me dijo: “Te quiero, mamá” Estaba un poco sorprendida porque los niños de su edad no son cariñosos con sus mamás. A la semana imprimimos las fotos de la cena. La foto donde estoy sola la puso en un lado de su cama.
    
    Comprendí que mi niño estaba enamorado de su madre. Era normal, me dije. Pero comenzó a aparecer mientras me estaba vistiendo a decirme algo sin importancia. Se trataba de una evidente excusa.
    
    Un inocente amor a su madre es una cosa, pero el sábado siguiente, las cosas tomaron otro nivel: Yo estaba recogiendo la ropa sucia para lavarla, su ...
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