1. Terapia: Segunda parte


    Fecha: 07/12/2018, Categorías: Incesto Autor: Crusnik, Fuente: CuentoRelatos

    ... puerta estaba cerrada y después de un momento abrió la puerta. Inmediatamente se fue al baño. Sabía que se había estado masturbando, podía oler el jugo caliente. Mi nene estaba creciendo. Entonces mi ojo capturó algo debajo de la cama. Era mi retrato, ¡pero me sorprendió más viendo lo que vi! Había esperma en toda mi foto. Lo toqué para asegurarme, todavía estaba caliente. ¡Mi hijo tenía más que un simple amor hacia su madre! ¡Se ponía caliente cuando veía a su madre!
    
    Después de haber terminado con la ropa, me aseguré que mi esposo estaba viendo el partido en la sala. No podía dejar de pensar en mi hijo masturbándose con mi foto. Fui hasta el dormitorio, cerré la puerta con llave y comencé a masturbarme pensando en mi hijo. ¡El tema de la masturbación fue mi propio hijo!
    
    Para empeorar las cosas, la relación sexual con mi esposo fue peor que nunca. Me dio un apretón, bam, acabó y se durmió. Todo lo que pude pensar fue en mi hijo.
    
    Me encantó la forma en que me hizo sentir cuando pensaba en poner caliente a Arturo. ¡A su edad, debería estar caliente pensando en Natalie Portman o Avril Lavigne, no en mí.
    
    Decidí intentar deliberadamente ver cómo reacciona él. Un día hice una muestra de querer alcanzar una almohada debajo del sofá dejando a la vista mi trasero. También comencé a usar ropa más sexy cuando estábamos solos en casa. ¡No sé lo que mi hijo pensaba, pero me ponía caliente!
    
    Al poco tiempo ingresó a la universidad y para celebrarlo me invitó a cenar, la ...
    ... pasamos genial y sentí que nos estábamos enamorando. Sin embargo, me asaltaron las dudas. ¿Hacía lo correcto? ¿Hacía daño a mi hijo? A menudo tenía estos pensamientos aunque realmente disfrutara de la compañía de mi hijo. ¡La sociedad considera el incesto como tabú!
    
    Luego, él se fue a la universidad. Yo me quedé con mi hija y mi esposo tratando de llenar el vacío en mi corazón. Hasta hace unos años que Pedro (su esposo) falleció.
    
    ―Sabes, lo que sientes es absolutamente normal. Tu hijo ha sido muy atento contigo y tu constante apoyo. Por eso tienes esos sentimientos encontrados. Pero hay una cosa, deberías dejar salir y no reprimirlas. ¡Déjate llevar!
    
    ―¡No está bien! Yo estoy preocupada por su futuro. Originalmente nuestros hijos estaban en lo más profundo de nosotras.
    
    ―Aceptarlos de nuevo en el lugar donde estaban. ¿Qué tiene de malo eso?
    
    ―Te leeré un fragmento de una paciente de otra institución extranjera que mantenía relaciones con su hijo: “Cuando él entra en mí mi cuerpo tiembla de felicidad.” –dijo la paciente. “¡Es incorrecto! Traumarás a tu hijo para toda la vida” –dijo el médico. “No importa. Me siento afortunada” –respondió. “¿a… afortunada?” –objetó el médico. “¡Claro! Porque ahora nos entendemos mejor que antes” –finalizó la paciente.
    
    Pensamientos de la niñez de su hijo invadieron su memoria: Cuando tenía dos años y le dio flores, cuando le curó una raspadura al caerse. Busca siempre mi felicidad, pensó Marina.
    
    Arturo, su hijo, estaba escondido en ...