Angel de la guarda (I)
Fecha: 12/12/2018,
Categorías:
Hetero
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... expresión angelical, no pude hacer otra cosa que asentir, tratando de no hacerlo verbalmente, ella dio por satisfactoria mi respuesta.
-¿Cree que soy sensual?
Al lanzar la segunda pregunta se sentó en el brazo del sillón que estaba delante de mí y cruzando la pierna elevó un tanto su minifalda para dejar al descubierto la parte superior de su muslo, justo en el preciso lugar que más me encanta, el lugar donde la pierna alcanza su mayor grosor y aparece la deliciosa franjita más oscura de las medias.
-¿Adónde quieres llegar? Además dijiste una pregunta. -Sí, pero la pregunta principal no la he hecho todavía. -Ya he respondido una pregunta. -Sí, pero las anteriores son necesarias para hacer la principal; por favor... -Ay, carámba; las mujeres...
La cosa no podía ser más excitante, tener en mi delante una chica a la que le sacaba redondos 15 años haciéndome ese tipo de preguntas y modelando en la forma que ella lo hacía; era para chorrearse con sólo verla, y esa carita que ponía para suplicar que respondiera, no podía negarme a contestar y lo único que utilice como refugio, fue voltear a un costado, apoyar mi barbilla en la muñeca de la mano y asentir con la cabeza; de forma notoria para que no me exigieran una respuesta verbal, aceptó la respuesta para poder lanzar lo que ella llamaba la pregunta más importante.
-OK, entonces ahora me debe responder como Dios manda.
Hablaba y se sentaba junto a mí colocando de nuevo sus dos manos sobre mi pierna, las que ...
... tenía cruzadas para en algo poder disimular mi excitación, era una tarea difícil disimular el bulto en mi pantalón, y surgió entonces la pregunta:
-¿Haría el amor conmigo, como con cualquier mujer; sin importar que he sido prostituta?
Claro que me la cogería con todas las ganas a esa mujer, pero la pregunta me hizo pensar sobre la forma en que ella me excitaba, puede que precisamente por ser prostituta me excitaba sin control, o también cabía la posibilidad de que me gustaba como mujer y que hasta podía llegar a enamorarme de ella, mi cabeza daba vueltas pensando sobre el asunto y la respuesta honesta no surgía.
-¿Por qué no contesta? Siente asco de mí por haber sido prostituta? -No digas eso, claro que no siento asco. -Entonces ¿por qué no responde?
Me sumergí de nuevo en un silencio meditador y analicé las posibilidades, si respondía que sí; era seguro que esa noche tendría sexo con la mujer que me sacaba de quicio y nuestra relación cambiaría por completo y recordé que deseaba a Silvita pero quería que sucediera de otra forma, sin copas encima y con ganas de ambos. Además no quería que se me entregara por agradecimiento y por otra parte, si decía que no; podía herir sus sentimientos y eso no me lo perdonaría jamás, me sentía en un callejón sin salida y Silvia esperaba impaciente mi respuesta.
-Veo que nunca debí hacerle esa pregunta, me voy a dormir. -No, espera; es que me pusiste en un aprieto. -Sí, ya sé; por eso me voy a dormir. -No, tengo que decirte el por ...