1. El castillo


    Fecha: 14/12/2018, Categorías: Lesbianas Autor: janpaul, Fuente: CuentoRelatos

    ... allí había, dejando que ellos se sentaran en dos sillones pequeños. El balcón daba a un patio del castillo. El patio estaba sin sembrar, sin matorrales, era un erial como si se tratara de un campo de fútbol de colegio. No sabía Luis por qué estaba así ni si había algún proyecto. El balcón estaba ajeno a cualquier mirada exterior. No hacía falta encender la luz, porque reflejaba la luz de las farolas que había por el patio, de modo que nos veíamos claramente los tres.
    
    Tuvimos una larga conversación. Primero comenzamos por hablar de lo que mi padre se llevaba entre manos. Ellos sabían más que yo. Parece que todo el pueblo lo sabía y yo había sido un convidado de piedra, pero no me disgusté, porque los asuntos de mi padre siempre los ha llevado él personalmente. Además, mi padre me quería poner al corriente de todo por algo muy importante y eso quizá ellos no lo sabían. Lo que estaba claro es que mi padre había tenido una inmensa herencia de mis abuelos. Que mi padre había dejado en manos de mi Tío Paco y que mi Tío Paco había aumentado. Que estaban arreglando las cosas porque mi padre no quería el fruto del trabajo de mi Tío Paco y quería ver cómo arreglaban para que los tasadores de las propiedades iniciales y las actuales contaran qué cosas eran producto de la inversión de la herencia y qué cosas eran de la sagacidad y el trabajo de Tío Paco. Este hombre lo había puesto todo en el haber de mi padre y a mi padre le pareció que no era justo. Cuando me estaban diciendo eso, ...
    ... descubrí una nueva dimensión en mi padre que me gustó más todavía que otras que yo conocía. Por lo visto para mi padre la justicia era fundamental, y sin la justicia no se podía ser persona humana. Entonces entré en la conversación y les dije que me parecía que era la lucha de dos personas muy honradas y muy generosas. Entonces les conté que mi padre quería ponerme al corriente y que yo empezaría por ayudar a que se cumpla la justicia, porque lo de mi Tío Paco es de sus hijos y de sus nietos y no debe ir a parar a otras manos.
    
    —”De tal palo, tal astilla”, dijo Gaspar, y se bebió todo el contenido de su vaso.
    
    Luego se levantó por la botella para tenerla cerca. Luis y yo hicimos lo mismo, aunque a mí me gusta saborearlo en el paladar y masticarlo con las encías antes de tragarlo. Descubrí que Gaspar tenía algo en el culo y pensé que podría ser un granito. Le dije:
    
    —”¿Qué te ha pasado en el culo?”
    
    —”¿Por qué?”
    
    —”Me parece que tienes unos granitos”, le dije.
    
    —”¿Dónde tengo los granitos? dijo, y se volvió de espaldas, levantando la pierna para que revisara los granitos.
    
    —”Aquí…”, señalaba en la zona del perineo.
    
    —”Pasa tu mano y dime qué granitos”, me dijo mientras yo miraba cómo se reía Luis.
    
    Pasé la mano y, ¡zás!, no eran granitos sino dos perlas brillantes, me agaché un poco para mirar y estaban insertadas en el rafe perineal mediante un piercing, justo al centro, entre el escroto y el ano. No pude resistir la tentación de preguntar:
    
    —”¿Ahí?, te ...
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