Una última vez con la hermanita de mi mujer
Fecha: 13/11/2024,
Categorías:
Confesiones
Tus Relatos
Autor: MrWolf, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X
... que no recuerdo, la verdad que no sé qué salió de mi boca porque para entonces, el vestido rojo ya estaba en el suelo, las tetas de mi joven cuñada estaban al descubierto y una diminuta tanga también roja era el único vestigio de ropa que le quedaba.
Volteó sensualmente y se sacó la tanga. Sus enormes y redondas nalgas me volvieron a hipnotizar una vez más. Pero había algo más, un brillante plug anal se notaba en medio de sus cachetes. Intenté mantener la compostura —por un par de segundos— a pesar de ya reconocerme vencido.
Me abalancé sobre ella y la empecé a besar, a tocar, a sentir una última vez su carne moldeada por mis manos. Sus gemidos me hacían delirar. Por un momento me olvidé de todo. La boda, la familia, la decencia, mi cordura y mi consciencia; preso por el encanto de una zorra a la cual le importaba más una última función antes que el futuro de su hermana.
Se arrodilló y me empezó a mamar la verga con una pasión desenfrenada. Mis 21 centímetros parecían poco para tanta hambre de sexo que emanaban sus movimientos.
Cuando la puse en la cama, le abrí las piernas y la empecé a saborear; me di cuenta que quizás no estaba tan seguro de si quería casarme, si quería familia e hijos. Cuando se la metí, sentía que quería sentir esto todos los días de mi vida.
Su apretada vagina húmeda y caliente, sus gemidos de placer me volvían loco. La ahorcaba y nalgueaba como sabía que le gustaba, le jalaba del pelo como tantas veces lo había hecho; pero esta vez con ...
... más fuerza y determinación que nunca, con un ímpetu solamente justificado por el saber que era una despedida.
Cuando me dijo que la quería por el culo, no dudé y retiré el plug de su ano, que pasaba sus últimos instantes se virginidad.
Con paciencia y saliva se la fui metiendo de a poco en el culito, hasta que entró entera. Me movía lento, haciendo que se ajuste a mi miembro duro y lleno de deseo.
Ella mordía la almohada y apretaba las sábanas con sus manos, yo empujaba y empujaba, hundiéndome más y más en su estrecha cavidad.
Cuando sentí que el lugar estaba abierto, empecé a aumentar la fuerza y velocidad de mis movimientos.
«Rompeme el culo, más fuerte. Dale, dale, dale», retumban basta hoy en mi cabeza sus palabras. Yo estaba perdido en el éxtasis.
Sometía el ano de mi cuñadita mientras mi futura esposa se preparaba para el que sería el día más feliz de su vida. No puedo negar que eso pasaba por mi cabeza y en lugar de culpa, me daba morbo. Me encantaba la situación, me sentía poderoso.
Ella ya había tenido un par de orgasmos por lo que solamente mi clímax faltaba. Traté de contenerlo lo más que pude, no quería que ese momento jamás termine. Una parte de mi rogaba por que alguien nos descubra y me obligue a cancelar todo, a llevarme a Lía conmigo y a nunca más verme con Rebeca.
Todo eso se esfumó ni bien descargué mi semen dentro de su culo, ya abierto y rojo de tanta fricción.
Al rato y ya con ella vistiéndose a las apuradas, ambos nos dimos ...